El mar trae peligro en el último libro de Rebecca Roanhorse entre la tierra y el cielo

rebeca roanhorseEl éxito de taquilla Entre la Tierra y el Cielo trilogía de fantasía—“inspirado en las civilizaciones de la América precolombina y entretejido en una historia de profecías celestes, intriga política y magia prohibida»—comenzó con 2021 sol negro, y continuó en 2022 con Estrella fiebre. Conclusión Cielos reflejados llega el próximo verano, pero io9 tiene una exclusiva

primer mira la portada ¡y un extracto para compartir hoy!Vea la impresionante portada completa: la ilustración de la portada es de Juan Picacio; el diseño de la portada es de John Vairo, a continuación, y lea un extracto exclusivo (tenga en cuenta que está cortado de un manuscrito no final) de

Cielos reflejados.

Cielos reflejados

: Libro tres de la trilogía entre la tierra y el cielo

por Rebecca Roanhorse

Un extracto

“Hay otra manera”, murmuró Xiala, y se metió entre las olas. Respiró profundamente unas cuantas veces antes de hundirse bajo el agua. .Aquí, en la costa, el mar estaba tranquilo y acogedor, y ella lo saludó como a un familiar. A diferencia de su anterior intento de ahogarse , ella sólo quería que le hablara, que le preguntara qué podía ver que ella no podía.

Abrió la boca, exhaló y dejó que el agua golpeara su lengua. No tragó, sólo probó. Sal y vida, pesada. en su boca. Y algo más. Algo amargo. Escupió el agua, levantó sus pies y se lanzó hasta el fondo, no hasta ahora. Ella presionó sus manos contra el suelo arenoso. Era trabajo mantenerse allí, y deseó tener su red llena de rocas.

Ella buscó la lengua de la Madre, el lenguaje de las vibraciones y reverberaciones. Y escuchó. La más mínima desviación, la más simple confirmación en el movimiento de las aguas. Y el mar le dijo lo que ella deseaba saber.

Satisfecha, se levantó. El agua se derramó de su piel y cabello mientras regresaba a la orilla, con expresión sombría.

“Barcos”, confirmó, “y no Teek”.

“Hace mucho que no veo a alguien hablarle al mar”. Las lágrimas se acumularon en los ojos de Yaala.

“¿Han perdido los teek la forma de leer las olas junto con su canción?”, preguntó Xiala, atrapada entre el asombro y la consternación.

Las mujeres sabias hicieron clic, pero a Xiala no le importó. Miró a Teanni, quien asintió. Madre Agua, era peor de lo que Xiala había imaginó, y ella había imaginado cosas terribles.

“Entonces, no es la reina”, dijo Yaala, con la decepción pesando sobre sus hombros.

“Eso no puedo decirlo. Sólo que no atraviesan las olas como un cazador de mareas y que se sientan pesados en el agua. .”

“¿Pesados? ¿Barcos mercantes?”, preguntó Alani, y un murmullo de emoción se extendió entre la multitud.

“Podría ser un barco mercante cargado de mercancías”, dijo Xiala. “Podría ser un barco lleno de gente”.

“Tal vez la reina Mahina nos ha enviado hombres para que tengamos niños”, dijo Teanni, repitiendo su predicción anterior.

“No lo creo”, dijo Xiala, pero la idea ya se había afianzado y las mujeres prácticamente vibraron con la posibilidad.

“Deberíamos haber preparado un banquete”, dijo otra mujer.

“Enciendan las antorchas”, ordenó Yaala. “Nosotros los guiaremos hacia adentro”.

Una ovación se surgió de la multitud.

“Será mejor que esperemos”, dijo Xiala, pero no se la escuchó entre las voces que se alzaban, ya que un aire de celebración ya estaba haciendo efecto. se inclinó para gritarle al oído a Yaala. “Déjame cantar los barcos”, sugirió. “Mantenlos a distancia hasta que sé con certeza”.

Yaala la miró y tomó las manos de Xiala entre las suyas. “No, Xiala. Déjalos ser felices. Necesitan esto”.

“No tenemos defensas. Aquí somos como pececillos en un estanque. Tú mismo lo dijiste.

“Xiala”. Su voz era suave, pero había un trasfondo de exasperación. “Por favor. No todo el mundo es tu enemigo”.

Xiala miró a Teanni, que estaba apoyada en su esposa y sonreía. Incluso Alani estaba sonriendo. Yaala tenía razón. El Teek necesitaba algo bueno, y tal vez estaba exagerando, viendo peligro donde no lo había. Pero todavía no podía deshacerse de una sensación de presentimiento, y le estremeció los hombros como el primer toque del invierno.

Pronto las formas sombrías de los barcos se acercaron. A diferencia del teek que estaba en la playa bajo antorchas brillantes, los barcos de los extraños estaban Oscuro, sin linternas que iluminaran a quien estaba a bordo. Las figuras caminaban por la cubierta, pero ninguna saludaba en voz alta a las mujeres que esperaban.

En el profundo crepúsculo, Xiala contó al menos cuatro enormes canoas, Cuecolan si su ojo para los detalles náuticos servía, aunque era difícil decir en la oscuridad. Cuatro barcos con capacidad de cincuenta cuerpos cada . Eso significaba posiblemente 200 marineros. ¿Por qué vendrían 200 marineros a Teek?

Una brisa susurró a través de la playa e hizo bailar las antorchas. Xiala podía escuchar el crujido del cuero, el movimiento de pies inquietos contra cubiertas de madera. La luz cobró vida en el barco más cercano. Ella vislumbró pieles de animales, caras pintadas y luz reflejándose lanzas con punta de obsidiana.

“No marineros, sino un ejército”, murmuró y, cuando se dio cuenta, “¡retrocede!” y luego “¡corre!” y, más fuerte, "¡Corre!”

Pero nadie la escuchó entre los vítores.

Yaala dio un paso adelante con su atuendo regio, la corona en la cabeza y los brazos abiertos. Y detrás de ella, las mujeres sabias sonrieron. Y a su alrededor , una multitud entusiasta de quienes habían venido a saludar a sus aliados esperaba expectante.

Xiala lo escuchó antes que los demás, o tal vez ella fue la única que reconoció el sonido por lo que era.

El resoplido de una exhalación, el silbido de una lanza cortando el aire.

Golpeó a Yaala en el estómago.

La reina regente jadeó y el shock recorrió su cuerpo.

Sus manos se aferraron al arma que sobresalía de su vientre.

Su boca funcionó, pero no salió ninguna palabra. Sólo una tos teñida de rojo, sangre salpicando la arena.

Yaala cayó muerta justo cuando el cielo se abrió y flechas con punta de obsidiana llovieron a su alrededor.

Las flechas alcanzaron a las mujeres sabias. Ellas cayeron, con astas sobresaliendo de sus gargantas y pechos. Xiala observó, atónita, cómo una flecha atravesaba el ojo. de la mujer sabia junto a ella.

Un lamento cortó el silencio de shock. Alguien al borde del círculo de muertos. Su llanto fue cortado por el empuje de una espada, mientras los soldados irrumpían en la playa.

Xiala pensó en cantar, pero no pensó que podría detener a doscientos guerreros incluso si lo deseara, y podría matar. Teek en el intento.

Así que hizo lo único que podía hacer.

Ella corrió.

Los cuerpos cayeron a su alrededor; los gritos llenaron una noche que rápidamente había comenzado a oler a muerte y traición.

Algo la golpeó por detrás.

Ella se tambaleó y el impacto la hizo caer de rodillas.

Levántate, Xiala. ¡Levántate!

Ella intentó ponerse de pie.

Pero algo golpeó su cabeza y esta vez, cuando cayó, solo había oscuridad.Extraído de MIRRORED HEAVENS de Rebecca Roanhorse. Copyright © 2024. Reimpreso con permiso de Saga Press de Simon & Schuster, Inc. Todos los derechos reservado.Cielos reflejados de Rebecca Roanhorse se publicará el 4 de julio de 2024.

Corrección: Una versión anterior de esta publicación tenía la fecha de publicación incorrecta para Estrella fiebre. io9 lamenta el error.

¿Quieres más noticias io9? Consulta cuándo esperar las últimas Maravilla, guerra de las galaxias, y Viaje a las estrellas lanzamientos, qué sigue para la DC Universe en cine y TV, y todo lo que necesita saber sobre el futuro de médico que.