En octubre del año pasado, Aaron Traywick saltó a las portadas del mundo de la ciencia por una atrevida jugada. El biohacker y CEO de la compañía de biotecnología Ascendance Biomedical se inyectó una terapia genética experimental y nunca probada en humanos. Traywick acaba de aparecer muerto.
La policía ha comunicado el fallecimiento del biohacker, que fue hallado el pasado día 29 en el interior de un tanque de privación sensorial en un Spa de Washington.
La policía metropolitana ha explicado que de momento no hay indicios de que la muerte del biohacker haya sido provocada. La idea que surge inmediatamente es que Traywick haya podido fallecer debido a alguna complicación derivada del tratamiento que él mismo se inyectó. De momento no hay ningún dato que avale esta hipótesis. Habrá que esperar a la autopsia oficial para conocer las causas de su fallecimiento.
Aaron Traywick logró llamar la atención de medio mundo sobre el movimiento de biohacking el pasado mes de octubre. Durante una conferencia, el emprendedor se bajó los pantalones y se inyectó en la pierna con una terapia génica desarrollada por su compañía cuyo objetivo era curar para siempre el herpes. El tratamiento no había pasado por el circuito habitual de ensayos clínicos que obliga la ley. Al elegir voluntariamente convertirse en conejillo de indias de su nueva terapia, Traywick no solo lograba dar un golpe de efecto sino que también evitaba enfrentarse a una posible sanción por parte de la FDA.
Desde Ascendance Biomedical explican a Vice News que Traywick se había distanciado de la compañía en las últimos meses debido a diferencias con la dirección y que no sabían nada de él desde hace semanas. A pesar de estas diferencias, que tenían que ver sobre todo con los métodos del biohacker, la firma ha recalcado su compromiso con los ideales de Traywick. [vía Science Alert]