Se la conoce como La cámara de Ámbar, y es el mayor tesoro que los nazis se llevaron de Rusia durante la Segunda Guerra Mundial. Desde 1945, no se sabe nada de ella. La hipótesis oficial dice que fue destruida durante los bombardeos aliados a Königsberg, pero el historiador polaco Bartlomiej Plebanczyk cree haberla encontrado en un búnker secreto en Polonia.
La Cámara de ámbar es una habitación, literalmente, pero no una habitación cualquiera. Sus paredes estaban recubiertas de miles de fragmentos de ámbar, oro y piedras preciosas. Se calcula que para fabricar sus 55 metros cuadrados se utilizaron seis toneladas de esta valiosa resina fosilizada. La cámara data de 1707, y es obra de artesanos alemanes y daneses a petición del Rey de Prusia.
En 1717, el rey regaló la cámara al Zar Pedro I el Grande, que ordenó instalarla en el Palacio de Catalina, uno de los edificios de la residencia del Zar en San Petersburgo. Allí es donde la encontraron los nazis en 1941. El tercer Reich no tardó en incluir la cámara en su lista de obras requisadas. Como primera medida, un equipo de técnicos alemanes desmontó la cámara en 36 horas y la trasladó al castillo de Königsberg, donde se exhibió durante un tiempo.
Pero la guerra comenzó a pintar muy mal para los Nazis En 1944, los aliados bombardearon Königsberg (hoy Kaliningrado) y causaron daños al castillo. En enero, el Ejército Rojo comenzó la invasión de Prusia y los nazis ordenaron desmontar la cámara para trasladarla a un lugar más seguro.
A partir de ahí todo se vuelve difuso. La mayor parte de expertos creen que los técnicos alemanes no tuvieron tiempo de sacar los tesoros de la Cámara de Ámbar en el caos de la evacuación y que la habitación se perdió durante los intensos bombardeos de artillería rusos en la batalla de Königsberg. De hecho, los rusos la dieron por destruida poco después de tomar la ciudad.
Otra de las hipótesis asegura que la cámara pudo zarpar a bordo del Wilhelm Gustloff, un carguero alemán que, por desgracia, fue torpedeado y se hundió en el Mar Báltico. Finalmente, se dice que los tesoros de la cámara pudieron escapar de Königsberg por tierra y desaparecieron.
Esa última teoría es la que defiende Bartlomiej Plebanczyk, historiador y director del Museo Mamerki. Plebanczyk explica que tras la guerra, un oficial nazi apresado en Polonia llamado Erik Koch confesó que la Cámara de Ámbar había sido escondida por los Nazis en una habitación secreta del complejo de búnkers de Mamerki, una localidad al norte de Polonia y muy cercana a Königsberg y a la frontera con Prusia.
Mamerki era un centro estratégico de mando, investigación de armamento y comunicaciones para la Wehrmacht. Estaba formado por varios búnkers, laboratorios en superficie, una antena de comunicaciones y hasta un dique para submarinos U-Boot.
Zapadores del ejército polaco buscaron entonces la habitación secreta, pero no tuvieron éxito. Ahora Plebanczyk asegura que, tras un exhaustivo examen de la zona mediante LIDAR, se han hallado indicios de una posible cámara sellada nunca antes vista bajo el búnker 31 de Mamerki.
No es la primera vez que en Polonia se escuchan historias de míticos tesoros ocultos por los Nazis. En 2015, todo el país se movilizó para encontrar un supuesto tren blindado lleno de oro. Al final era un fiasco. Quizá ahora los cazadores de tesoros del país tengan más suerte. Si tienes curiosidad por saber cómo era la Cámara de Ámbar solo tienes que ir a San Petersburgo. En 2003, un conglomerado de empresas alemanas y rusas ayudaron a construir una réplica que hoy se puede visitar en el mismo Palacio de Catalina donde la ordenó instalar el Zar hace casi 300 años [vía The New York Times]