Sachdev recuerda que poco después el capitán pedía a todos los auxiliares que se acercaran a la cabina. Aquello no podía significar nada bueno. Diez minutos más tarde y según las palabras de Sachdev, el capitán se comunica con todos los pasajeros del avión para decirles lo siguiente:

Muchos habrán notado que hay un olor bastante desagradable que viene de uno de los baños. Se trata de excrementos fecales líquidos. Debemos regresar por motivos de seguridad.

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Es posible que llegados a este punto te preguntes la razón de que un avión de estas características no esté preparado para este tipo de “imprevistos”. Como apuntó la propia British Airways días más tarde, lo que ocurre en estos casos es que al estar en altitud la cabina tiene que estar presurizada, por lo que el problema ante cualquier imprevisto similar es bastante delicado a efectos de la salud y seguridad de los propios pasajeros y la tripulación. Pensemos que sólo el 50% del aire se está reciclando y limpiando.

Sea como fuere, así fue como un avión de British Airways, un Boeing 747, tuvo que dar la vuelta por primera vez en su historia debido a la caca esparcida por un pasajero. Un joven del que nunca se supo su nombre por motivos obvios.

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British Airways lanzó un comunicado el mismo día para dar explicaciones donde venía a decir que:

Se tomó la decisión de regresar por la seguridad y la comodidad de nuestros clientes a bordo. Lamentamos mucho la incomodidad que le pueda haber causado. Les proporcionamos alojamiento en el hotel y reprogramamos el vuelo para partir el día siguiente.

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Es posible que a esa carta le haya faltado un último consejo de cortesía. No se olviden de ir al baño antes de entrar a un avión. Nunca se sabe.