Con 1.478 caballos y una velocidad punta de 420 Kmh, el Bugatti Chiron no solo es el automóvil en producción más potente del mundo. También es una auténtica maravilla de la ingeniería. Estas son algunas de las tecnologías que esconde bajo el capó.
Nuestros compañeros de Jalopnik han hecho un repaso completo a las características reveladas por Bugatti en el debut del Chiron. A continuación os resumimos las más espectaculares:
Motor
El Chiron es un automóvil a la antigua usanza, en el sentido de que no integra ningún motor eléctrico como el de los últimos deportivos híbridos. En su lugar, lo que lleva es un monstruoso motor W16 compuesto precisamente de dos V8 alineados.
La configuración no es muy diferente de su antecesor, el Veyron, pero los ingenieros de Grupo Volkswagen han tenido que recurrir a no pocos trucos para aumentar la potencia un 25% respecto al Veyron. El motor cuenta con un sistema nuevo de inyectores que introducen aire y combustible a presión en ocho cilindros que alimentan dos motores turbo. En total hay 32 microinyectores de combustible y aire que introducen 60.000 litros de aire en el motor cada minuto. Todo el sistema cuenta con un nuevo sistema de refrigeración que Bugatti no ha especificado.
Escape y transmisión
Construido en titanio y completamente aislado, el sistema de escape del Chiron no solo es más grande que el del Veyron. Su sistema de catalizadores es seis veces más grande que el de un automóvil medio. Sus creadores explican que el área interna de los dos catalizadores equivale a unos 30 campos de fútbol.
La transmisión de siete marchas es completamente nueva, aunque los cambios concretos no se han especificado en su lanzamiento. Lo que sí es seguro es que transmite uniformemente la potencia a las cuatro ruedas. Tiene sentido si tenemos en cuenta que casi 1.500 caballos para dos ruedas probablemente son demasiados caballos.
Carrocería
A diferencia del Veyron, cuya parte trasera era de metal, toda la carrocería del Chiron está compuesta de una sola pieza de fibra de carbono que tarda cuatro semanas en modelarse. La resistencia a la torsión es equivalente a la demandada por los prototipos de LeMans.
Modos de conducción
En total, el Chiron tiene cinco modos de conducción que se seleccionan desde un dial en la palanca de cambios. En condiciones normales el coche los selecciona por sí solo en función de la velocidad.
El último de ellos, llamado “Top Speed” solo se activa mediante una llave especial. Es un limitador de velocidad para que alguno de los futuros propietarios de esta bestia no se sienta tentado de llegar a los 400 kmh en una autopista. Esa velocidad se reserva a circuitos deportivos.
Cada modo introduce cambios en la altura de la suspensión, la dureza de la dirección asistida, o el ángulo de las tomas de aire. El coche, por decirlo de una manera burda, se transforma para proporcionar el máximo comfort tanto si subimos una estrecha carretera de montaña llena de curvas como si navegamos por una autopista.
Ruedas
Los frenos del Chiron son 20mm más grandes y 2mm más gruesos que los del Veyron para disipar mejor el calor. También son más ligeros y se activan mediante pistones de titanio de presión variable que distribuyen la fricción de forma óptima.
Los neumáticos o cauchos han sido especialmente desarollados en colaboración con Michelin. Cada gramo de la goma utilizada no solo aguanta una fuerza centrífuga 3.800 veces superior a la gravedad. Además son más asequibles y fáciles de cambiar que las del Veyron. Son unas 285 / 30 R20 en el par delantero, y unas 355 / 25 R21 en el trasero.
Aerodinámica y refrigeración
La aerodinámica del vehículo está íntimamente ligada a la refrigeración, porque el caudal de aire que entra en el motor para refrigerarlo también produce un efecto de frenado. Los (casi) 1.500 caballos del Chiron precisan de una refrigeración enorme.
En total, el Chiron tiene diez radiadores. El sistema principal bombea 750 litros de agua por minuto a un radiador central y dos auxiliares. A ello se suman otros siete radiadores independientes para sistemas como el intercooler, el circuito de aceite del motor, la transmisión, o el sistema hidráulico.
Las entradas de aire que alimentan esos radiadores están distribuidas por todo el vehículo para minimizar el efecto de frenado. Las principales, además, cuentan con difusores activos y están motorizadas para adaptarse a los diferentes modos de conducción. Acelerar de cero a cien en 2,5 segundos no es solo cuestión de motor, y esta belleza tiene tecnología para dar y tomar. No es para menos costando 2,5 millones de dólares. [vía Jalopnik]
***
Psst! también puedes seguirnos en Twitter y Facebook :)