Ocurrió el año pasado, cuando un grupo de aficionados a las auroras observaron algo inusual, una era distinta al resto, tanto, que tras un estudio se concluyó que estaban ante un nuevo tipo y la denominaron Steve. Un estudio reciente indica que realmente estamos ante un fenómeno óptico desconocido.
Al parecer, los físicos han llegado a la conclusión de que la antigua aurora era, de hecho, un fenómeno celestial completamente nuevo. Hace un año, los científicos la denominaron como Strong Emission Velocity Enhancement (STEVE). Los investigadores dijeron entonces que las serpentinas de color púrpura y blanco, aunque muy diferentes de las brillantes cortinas verdes que todos conocemos, eran un nuevo tipo de aurora.
Sin embargo, la luz producida por Steve no es la misma que la luz producida por una aurora, por lo que un equipo de investigadores trabajó en descubrir su mecanismo mediante el estudio de un evento en marzo de 2008.
Normalmente una aurora se genera por los vientos solares, que interactúan con las partículas cargadas en la magnetosfera, principalmente protones y electrones. Estas partículas cargadas llueven en la ionosfera y viajan a lo largo de las líneas del campo magnético del planeta hasta los polos, donde se manifiestan como luces danzantes en el cielo, generalmente verdes, aunque a veces también rojas o azules, produciendo fuertes emisiones de radio.
Y esto no ocurre con Steve. Según la física Bea Gallardo-Lacourt de la Universidad de Calgary en Canadá:
Nuestra principal conclusión es que STEVE no es una aurora. Nos centramos en la lluvia de partículas cargadas en la ionosfera. Queríamos ver si tal lluvia estaba ocurriendo durante un evento de Steve, y no detectamos tales partículas. Esto significa que el mecanismo que produce Steve debe ser diferente del mecanismo que produce auroras. Y ahora estamos en ese punto, sabemos muy poco al respecto.
Para los investigadores es un descubrimiento sorprendente, ya que están ante algo nuevo, completamente desconocido. Por ahora, al fenómeno óptico lo han denominado “Skyglow”, y el siguiente paso será tratar de determinar si las secuencias de iones y electrones en la ionosfera son responsables de Steve, o si su fuente está ocurriendo a mayor altitud. [Geophysical Research Letters vía Motherboard]