El T-1000 de metal líquido que perseguía a John Connor en Terminator 2 es todo un mito de la ciencia-ficción. Científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte acaban de dar con una técnica para recuerda mucho a aquella película. El descubrimiento permite controlar la forma de metales líquidos como el mercurio o el galio y, aunque no va a servir para fabricar robots asesinos, sí que tiene muchos usos en microelectrónica y semiconductores.
Los metales líquidos a temperatura ambiente suelen adoptar la forma de pequeñas bolitas debido a su tensión superficial, mucho mayor que la de otros líquidos como el agua. Lo que ha descubierto el equipo de ingeniería biomolecular y química de Carolina del Norte es que los óxidos afectan a esta tensión superficial. Mediante la aplicación de oxidación electroquímica, los investigadores han logrado que una aleación de indio y galio dentro de un medio acuoso adopte diferentes formas o circule por conductos de manera controlada.
El sistema es completamente reversible y depende tan solo de la intensidad de las pequeñas corriente eléctricas que se aplican al metal líquido. Entre las aplicaciones de esta nueva técnica podría estar la fabricación de componentes electrónicos sin necesidad de usar sustancias tóxicas como el mercurio. [PNAS vía The Dickey Group]
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