
El nuevo Samsung Galaxy A80 tiene una de las cámaras más estrafalarias y llamativas del mercado, pero también es el teléfono más caro de la serie Galaxy A. Después de probarlo a fondo, no encuentro la forma de justificar su precio.
Diseño
El Galaxy A80 es un teléfono grande, grueso y sobre todo pesado: 220 gramos es demasiado para sumar, además, el peso de una funda. Por delante, es un 86% pantalla. Una pantalla enorme, de 6,7 pulgadas, con un panel Super AMOLED de esos que Samsung hace muy bien. El panel viene calibrado con colores suaves y naturales, pero si lo que buscas es una pantalla más vistosa, con colores más saturados, puedes activar el modo “intenso” en el menú de ajustes. Tiene un brillo estándar (de 600 nits) y buen contraste. Con bordes ultrafinos, también es propenso a los toques accidentales (digamos que el amigo de un amigo mandó sin querer una foto a un chat mientras sujetaba el teléfono desbloqueado).
A pesar de su envergadura, el Galaxy A80 se adapta cómodamente a la mano. Su cuerpo curvado de vidrio, y el bisel metálico que lo rodea, dicen a gritos que esto no es un terminal de gama media (pero lo es). El modelo que probé era de color plateado. El móvil también está disponible en negro y (en algunos países) en oro rosa. El módulo de cámara (que por defecto funciona como cámara trasera, pero puede elevarse y girar para hacer selfies) está diseñado para llamar la atención. Es alargado, ovalado y baila un poco si le das con el dedo. Tiene un marco de color cobre y está incrustado en una pieza deslizante separada del panel trasero.
El sistema es demencial, pero muy llamativo. Hace dos movimientos (elevarse y girar), pero solo tiene un motor. El motor desliza la parte superior del teléfono. La cámara gira gracias a un mecanismo interno con dientes de bloqueo, un gancho y un resorte de torsión. Esta coreografía tiene lugar cada vez que activas la cámara frontal. Es un sistema ruidoso y algo más lento que otras cámaras emergentes, pero te permite usar las dos cámaras principales para hacer selfies.
Hay que decir que, aunque el módulo sobresalga del resto del teléfono, el Galaxy A80 no se tambalea sobre la mesa ni se desliza con facilidad. Eso sí, no actives el mecanismo de la cámara cuando el teléfono esté apoyado, o se atascará.
Biometría
El Galaxy A80 tiene un sensor de huellas óptico integrado tras la pantalla. Es una de las cosas más frustrantes del teléfono. Si el Oppo Reno me demostró que los lectores en pantalla pueden ser endiabladamente rápidos, el Galaxy A80 me ha confirmado que los de Samsung tienen margen de mejora. Es lento, falla demasiado y no tiene alternativa: el reconocimiento facial no está habilitado. La buena noticia es que todavía puede mejorar con actualizaciones de software.
Cámaras

El Galaxy A80 tiene dos cámaras y un sensor de profundidad que pueden mirar hacia atrás o hacia el frente. La cámara principal tiene un sensor de 48 MP que agrupa los píxeles de cuatro en cuatro para producir fotos de 12 MP. Aun siendo una cámara decente y con enfoque rápido, tiene un par de problemas. El primero es que le falta estabilizador óptico, y es fácil que las fotos salgan movidas. El segundo es que tiende a sobreexponer las escenas, lo que lleva al típico efecto acuarela que nos hace perder detalle en la foto, sobre todo cuando escasea la luz.
Samsung intenta solucionar estos problemas con un optimizador de escenas basado en aprendizaje automático. El optimizador, que puede desactivarse y volver a activarse con un pequeño botón, reconoce 30 tipos de tomas (desde atardeceres hasta conciertos) y ajusta los parámetros a partir de la temática para que la imagen final sea más llamativa. Por ejemplo, tiende a saturar los colores y suavizar la piel de las personas, pero creo que lo hace bastante bien:



Lo que el software de Samsung no impide es que, al caer la noche, aparezcan fallos (a veces graves) de sobreexposición, balance de blancos, ruido o detalle:



La segunda cámara tiene un sensor de 8 MP y una lente ultra gran angular que amplía el campo de visión a 123 grados. Si hay luz, nos da una gran versatilidad para jugar con el encuadre. Si no hay luz, pierde toda su definición y arroja resultados lamentables. Incluso de día se notan las diferencias de rango dinámico, colores y detalle. Samsung corrige muy bien la distorsión de la lente e intenta subir la exposición para suplir la falta de luminosidad, pero la cámara secundaria, sencillamente, no está al nivel de la cámara principal:






El sensor profundidad 3D es lo que otros fabricantes llaman cámara de tiempo de vuelo o ToF: una cámara que ayuda a medir la distancia hasta los distintos elementos de la escena para aplicar un desenfoque artificial en las fotos de retrato. El desenfoque del Galaxy A80 es bastante bueno y puede ajustarse en tiempo real gracias al sensor de profundidad, pero no es perfecto:

La cámara frontal es literalmente la misma cámara, así que adolece de los mismos problemas: fotos trepidadas, piel suavizada y colores saturados en la principal; falta de detalle y de rango dinámico en la secundaria. En cualquier caso, no solemos contar con un sensor de 48 MP y una gran angular para hacer selfies, por lo que las autofotos son el punto fuerte del Galaxy A80. Samsung hace un trabajo excelente corrigiendo la distorsión y nos permite tomar selfies grupales como ningún otro teléfono (exceptuando el Asus Zenfone 6):



La cámara de vídeo destaca por el enfoque en tiempo real, la estabilización y el sonido. Puede grabar en 4K a 30 fps y en slow motion de 480 fps. No nos permite cambiar de lente en plena grabación, pero sí girar la cámara. La grabación se pausa y se reanuda después de girar, sin que se note en el vídeo:
Otros añadidos de software son el detector de imperfecciones (que te avisa cuando la lente está sucia, la foto ha salido desenfocada o alguien ha parpadeado durante la captura) y la medición rápida (una aplicación independiente de la cámara que aprovecha el sensor de profundidad 3D para medir objetos, como una cinta métrica). No son tan útiles ni funcionan tan bien como prometen.
Rendimiento
El Galaxy A80 tiene un procesador Snapdragon 730 de ocho núcleos (dos de 2,2 GHz y seis de 1,8 GHz), una GPU Adreno 618 y 8 GB de RAM. Samsung ha subido el nivel con la RAM este año, no estamos acostumbrados a tener tanta memoria en la serie Galaxy A. Tampoco se queda atrás la memoria interna: 128 GB, con un total de 108 GB disponibles para almacenamiento. No hay ranura para microSD.
Creo que la mala experiencia del lector de huellas, acompañada de una animación de desbloqueo torpe, hace que el teléfono parezca más lento de lo que en realidad es. El teléfono es todo lo rápido que cabe esperar de un chip de Qualcomm de gama media. Puedes jugar a Fortnite (con un nivel medio de detalle, eso sí) y abrir aplicaciones sin pestañear. Pero las animaciones y transiciones de One UI son más lentas que en el Galaxy S10, la verdadera gama alta de Samsung, y las diferencias con teléfonos más baratos de la serie Galaxy A, como el Galaxy A70, con procesador Snapdragon 675, son imperceptibles.
Software

Si te olvidas de las animaciones lentas, la última versión de One UI es excelente. Después del choque inicial al ver esos gigantescos iconos en el escritorio (puedes cambiarles el tamaño en los ajustes) queda claro el trabajo de simplificación que ha venido realizando Samsung tras años castigo con TouchWiz. One UI es una interfaz limpia, bien ordenada y cómoda.
Tiene un modo noche que incluso oscurece el fondo de sitios web y soporte de multiventana. Viene con Samsung Pay (mejor que Android Pay porque no pide PIN) y cuenta con todas esas aplicaciones propias de Samsung, como Samsung Health (para llevar un registro de actividad física e ingesta de calorías) y Samsung Pass (para proteger apps y datos con la huella dactilar). No tiene mucho que envidiarle al Android de los Pixel, a menos que te pongas a comparar Bixby Home con Google Discover y Bixby Vision con Google Lens.
Batería
Uno de los puntos flacos del Galaxy A80 es su batería. No se explica que un teléfono tan grande y pesado tenga una batería de 3700 mAh. O mejor dicho, sí se explica cuando ves cómo es por dentro el mecanismo de la cámara: no hay espacio para más. El Galaxy A80 llega sin problemas al final del día, pero tienes que cargarlo sin falta cada noche. Supuestamente, el teléfono aprende de tus hábitos mediante aprendizaje automático y controla la actividad de las aplicaciones para mejorar la autonomía, pero no puedo decir que lo haya notado. Tampoco tiene carga inalámbrica. Lo que sí ha hecho bien Samsung es incluir un cargador rápido de 25 W. El puerto del teléfono es un USB de tipo C.
Más cosas
Además de ranura para microSD y carga inalámbrica, al Galaxy A80 le falta la toma de audio de 3,5 mm (viene con unos auriculares USB-C). Tampoco es resistente al agua, suponemos que por el mecanismo deslizante de la cámara. Lo que sí tiene es sonido envolvente Dolby Atmos, pero para escuchar con auriculares porque el altavoz del móvil es un desastre: suena enlatado y sin estéreo. El auricular está escondido detrás de la pantalla y tampoco es gran cosa (los audios de WhatsApp y las llamadas se oyen un poco más bajo de lo normal).
En resumen

El Samsung Galaxy A80 tiene una cámara única que atrae muchas miradas, pero a la hora de la verdad no rinde como un gama alta (especialmente de noche). Es elegante, pero grande y pesado. Tiene un lector de huellas inferior al de la competencia. No destaca tampoco por su sonido o por su batería. Pero es rápido y tiene una de las mejores interfaces de Android. ¿El problema? Su precio.
El Galaxy A80 salió a la venta por 670 euros (está a 654 en Amazon.es). Si lo comparas con la competencia, especialmente de OnePlus y Xiaomi, es difícil justificar el precio. De hecho, la propia Samsung tiene móviles más equilibrados, empezando por el Galaxy A70 (que cuesta 300€ menos) y el Galaxy S10 (que es mejor en todo). Así que la única razón para comprar el último Galaxy A es tener la cámara más loca y llamativa de todo el mercado. Hasta que se te rompa.