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No, no es posible despertar de un coma hablando otro idioma: el síndrome del acento extranjero

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Un joven estadounidense llamado Reuben Nsemoh se ha convertido en noticia después de despertar de un coma hablando español en lugar de inglés. Nsemoh es un nuevo caso del síndrome del acento extranjero, una dolencia rara que no tiene nada que ver con hablar un idioma desconocido.

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La idea de levantarse hablando otro idioma o sabiendo algo que antes no sabíamos resulta atractiva y, por qué no, hasta divertida. Lo que no es tan divertido es que, para llegar a ese estado, primero tienen que provocarte una lesión cerebral grave. A Nsemoh le dieron una patada en la cabeza durante un partido de fútbol que lo dejó en coma. Otros casos se deben a accidentes de coche o incluso a explosiones. No es, en definitiva, nada que nadie en su sano juicio quiera arriesgarse a sufrir para librarse de un curso intensivo.

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Además, la cuestión es que el trauma, provenga de donde provenga, no graba nuevos conocimientos en el cerebro como por arte de magia. Reuben Nsemoh ya sabía español a nivel muy básico antes del coma. Otros casos, como un hombre que despertó hablando mandarín tras un accidente de coche en 2013, también habían estudiado el idioma con anterioridad o lo hablaban hasta cierto punto.

Lo que ambos pacientes experimentan es un cambio radical en el acento que hace que, para un oído no entrenado, suene como si hablasen perfectamente otro idioma en lugar del que aprendieron al nacer.

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El primer caso de síndrome del acento extranjero lo documentó el neurólogo francés Pierre Marie en 1907. Desde entonces la ciencia ha estudiado cientos de casos similares. Uno de los más conocidos es el de una joven noruega que fue alcanzada por la metralla de una bomba alemana en la cabeza. Cuando despertó, hablaba con un marcado acento alemán, lo que hizo creer a sus vecinos que era una espía nazi. La Segunda Guerra Mundial no era el mejor momento para sufrir este síndrome.

Aunque hay numerosos casos documentados. Ninguno de ellos ha constatado que el paciente aprendiera palabras extranjeras que antes no conocía. Lo que ocurre es que la lesión cerebral provoca daños que alteran la manera en la que movemos los músculos que hacen posible el habla (boca, lengua, labios y hasta laringe).

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Hablar es una de las acciones más complejas en los seres humanos. Cualquier pequeña alteración en el cerebro puede introducir cambios en la manera de vocalizar y hasta en el tono (las personas bajo los efectos del alcohol son un buen ejemplo). Si el daño cerebral es grave, el paciente puede sufrir una afasia temporal (perdida de la capacidad del habla en su idioma nativo) lo que le deja solo el idioma aprendido con posterioridad. Si a ello unimos una distorsión en el habla, es perfectamente posible que suene a otro idioma.

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Determinar qué idioma es ese es otro cantar. Diversos estudios sobre el habla señalan que los seres humanos no somos especialmente diestros a la hora de identificar la procedencia de acentos extranjeros. Una cuarta parte de los encuestados de habla inglesa a los que se les pregunta por un acento que no conocen suelen contestar que se trata de francés. Los siguientes acentos en popularidad son africano, chino, español o alemán.

A menudo, los casos de síndrome del acento extranjero experimentan varios acentos diferentes a medida que se recuperan del daño sufrido. Con el paso de los días, Reuben Nsemoh ha ido perdiendo su acento español y recuperando su inglés natal. La mayor parte de casos se recuperan y retornan a su estado normal. La supuesta pericia en el nuevo idioma se pierde. [CNN vía Science Alert]