Existe el mito de que la boca de los perros es más limpia que la de los seres humanos porque, cuando lamen sus heridas, pueden acelerar el proceso de curación. En realidad los perros se pasan la vida olisqueando heces, lo que nos da una buena pista de por qué debemos evitar que nos llenen la boca de babas. No se sentirá menos querido por negarle un beso. [Business Insider]

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