
A la Organización Mundial de la Salud no solo le preocupa el brote de coronavirus. Según ha explicado el director ejecutivo de emergencias sanitarias, Mike Ryan, lo más preocupante es que nunca podamos deshacernos de COVID-19, incluso si hay una vacuna.
Tal y como ha explicado durante una conferencia de prensa:
No creo que nadie pueda predecir cuándo o si esta enfermedad desaparecerá. Tenemos una gran esperanza, si encontramos una vacuna altamente efectiva que podamos distribuir a todos los que la necesitan en el mundo. Es posible que tengamos una oportunidad para eliminar este virus. Pero esa vacuna tendrá que estar disponible. Tendrá que ser altamente efectiva. Tendrá que estar disponible para todos, y tendremos que usarla.
Las palabras de Ryan vieron la luz pocas horas después de que el científico en jefe de la OMS, Soumya Swaminathan, le dijera al Financial Times que podría tomar “cuatro o cinco” años “controlar” el coronavirus, y agregó que “no hay una bola de cristal” para saber si las cosas mejorarán o no, o si podremos desarrollar una vacuna efectiva.
Es por esta razón que Ryan quiso recalcar que entre las variables del futuro existe la “posibilidad de que este virus nunca desaparezca”, y así, podríamos tardar media década antes de controlar el brote.
Un ejemplo lo tenemos en España. Ayer, y tras los resultados del primer estudio de seroprevalencia, supimos que alrededor del 5% de los españoles se ha contagiado del virus. Dicho de otra forma, la mayoría de las personas aún no han estado expuestas, lo que significa que el país (y es de suponer que en la mayoría del planeta hay cifras más bajas de infectados) todavía está en un lugar muy vulnerable.
Ryan explicó en la conferencia que en ausencia de una vacuna, la enfermedad podría tardar muchos años en establecerse “en una fase endémica”, donde muchas personas han estado expuestas y circula como lo hacen otros virus estacionales.
Además, al problema de “cuándo” encontraremos una vacuna hay que añadirle otros de índole políticos, financieros o logísticos, problemas para resolver cómo se distribuirá de manera justa y económica, y si habrá suficiente material para ello. Según la OMS:
La ciencia puede crear una vacuna, pero si alguien la va a fabricar, entonces tenemos que fabricarla lo suficiente para que todos puedan recibir una dosis, y debemos poder entregarla, y la gente tiene que querer tomar esa vacuna. Cada uno de esos pasos está lleno de desafíos.
Un problema, el último punto que expone Ryan, donde alude directamente al movimiento antivacuna. “Perdónenme si soy cínico, pero tenemos algunas vacunas perfectamente efectivas en este planeta que no hemos usado de manera efectiva para enfermedades que podríamos eliminar y erradicar, y no lo hemos hecho”, zanjó. [Business Insider]