Es posible que nunca te hayas parado a pensarlo, de hecho, hoy resulta tan universal que parece que siempre fue así. Sin embargo, la convención moderna del sentido de las agujas del reloj, cuando hablamos del sentido horario, no es una elección de diseño arbitraria.
En realidad, podría decirse que es una adaptación directa de los primeros relojes de la historia: el reloj de sol. Cuando hablamos de este último término nos referimos a los conocidos como cuadrantes solares, instrumentos que se utilizaban en la antigüedad para medir el paso del tiempo.
¿Cómo? A través de la sombra que arrojaba el sol sobre una especie de aguja llamada gnomon, a su vez sobre un cuadrante o plataforma circular donde se dibujaba una escala que mostraba la posición del Sol en su movimiento diurno.
En el hemisferio norte eso significaba que la sombra se movía (usando una analogía con la brújula) de norte a este, luego a sur, a oeste, y así vuelta a empezar a medida que el sol viajaba.
Cuando los relojes mecánicos comenzaron a aparecer, fueron diseñados para operar de manera similar simplemente porque era a lo que las personas estaban acostumbradas. Lo cual plantea una pregunta que probablemente estés pensando: ¿los relojes correrían en la dirección opuesta si los hubiéramos basado en relojes de sol en el hemisferio sur?
Resulta que sí. Los relojes solares funcionan en sentido contrario a las agujas del reloj debajo del ecuador, y de ser así estaríamos leyendo la hora de forma totalmente diferente si los relojeros modernos los hubieran utilizado como ejemplo. [Cornell]