
La injusticia de nuestro régimen actual de métodos anticonceptivos no necesita mucha explicación. La suficiente como para decir que es raro que en estas fechas que corren no exista todavía un método anticonceptivo masculino. Cada dos años, algún científico dice que está al borde de conseguirlo, pero nunca acaba de despegar el invento.
¿Cuál es exactamente el problema? ¿Es una falta de esfuerzo, de financiación o de qué? ¿Qué responsabilidad tienen la sociedad o la ciencia para que hasta este momento no se haya inventado una forma de control de la natalidad para los hombres? Hemos hablado con una serie de expertos para averiguarlo.
Lisa Campo-Engelstein
Profesora asociada y directora del Instituto de Bioética Alden March y profesora asociada de obstetricia y ginecología en Albany Medical College
Algunos argumentan que es por la ciencia, ya que es mucho más difícil de controlar a millones de espermatozoides que a un solo huevo. Pero no creo que eso sea todo. Creo que hay muchos otros factores involucrados, y que muchos de ellos tienen que ver con las normas de género.
Por ejemplo: tendemos a mezclar la reproducción con las mujeres, y por lo tanto asumimos que todos los asuntos reproductivos son un “problema de las mujeres”. Cuando tenemos esa mentalidad, ignoramos la reproducción masculina, la pasamos por alto completamente. La mayoría de las personas nunca han oído hablar del campo de la andrología, que es el estudio del sistema reproductor masculino. No se enseña mucho en las escuelas de medicina, y si los estudiantes no aprenden estas cosas, ¿cómo van a ofrecer esos servicios? Por eso no nos sorprende que no hayamos comenzado a trabajar en métodos hormonales de anticoncepción para los hombres hasta 50 años más tarde de que lo hiciésemos en los de las mujeres.
Otro problema importante es que el desarrollo de los medicamentos requiere que las compañías farmacéuticas se rasquen el bolsillo. Y las compañías farmacéuticas no han mostrado interés al respecto. Dicen que no va a ganar dinero con ello, que los hombres no están interesados y que las mujeres no confiarán en que los hombres se los vayan a tomar. Pero en realidad tenemos datos empíricos que contradicen ambas afirmaciones.
La Iniciativa Anticonceptiva Masculina, por ejemplo, una organización sin ánimo de lucro que busca crear fórmulas de anticoncepción masculina, acaba de hacer una encuesta a principios de este año para contactar a los hombres que están en edad reproductiva para preguntarles si estarían interesados en algo así, y una gran mayoría realmente lo estaba. Y respecto a las mujeres que no se fían de los hombres, las compañías farmacéuticas no parecen distinguir entre parejas sexuales casuales y parejas comprometidas. Está claro que las mujeres no van a confiar en una pareja sexual casual (no confiamos en personas que no conocemos en todo tipo de contextos), pero hubo un estudio que mostró que el 98% de las mujeres confiarían en su pareja. Las mujeres confían en su pareja masculina en todo tipo de cosas de alto riesgo, es lo que haces si vives en sociedad. Espero que estos sean signos de cambio, aunque luego dicen que la píldora masculina está a la vuelta de la esquina y te pasas así 50 años.
Arthi Thirumalai
Profesora asistente de Metabolismo, Endocrinología y Nutrición en la Facultad de Medicina de la UW.
Un desafío histórico para el desarrollo del control de natalidad masculino ha sido la noción de que los hombres no estarían interesados en tomarlo, o que no se podría confiar en que lo fuesen a tomar. Pero las encuestas y los estudios nos muestran que ese ya no es el caso, que los hombres definitivamente están interesados en compartir las responsabilidades de la planificación familiar y están entusiasmados ante la perspectiva del control de natalidad masculino.
Otro desafío ha sido la falta de financiación de la industria farmacéutica. La investigación en este momento está impulsada principalmente por grandes centros de investigación y fondos gubernamentales.
También es importante distinguir entre los métodos hormonales y no hormonales. Los métodos hormonales esencialmente alteran cómo se produce la testosterona en el cuerpo masculino y cómo se produce el esperma en el cuerpo. Con esos métodos, el principal inconveniente es que la alteración de los niveles hormonales causa efectos secundarios: cambios en el estado de ánimo, el acné y la disfunción sexual. Se convierte en un asunto de tolerabilidad: ¿cuánto aguantarán los hombres? ¿Qué dosis es segura ingerir en un momento dado? Sin embargo, el mayor límite para el método hormonal es poder reducir el recuento de espermatozoides lo suficiente como para que el medicamento se convierta en un método anticonceptivo fiable. Ese es el desafío: la dosis no puede ser tan alta como para causar efectos secundarios negativos, pero debe ser lo suficientemente baja como para suprimir de manera fiable el número de espermatozoides.
Uno de los principales problemas con el método hormonal es que la mayoría de ellos ha utilizado inyecciones, y las inyecciones tienen sus propios inconvenientes: tienen que combinarse con diferentes agentes llamados progestinas, por lo que realmente no podemos estar seguros de qué está causando ciertos efectos secundarios.
En la parte no hormonal, lo que pretenden hacer es usar métodos que eviten que el esperma se active o se libere de alguna manera, y ninguno de esos métodos ha llegado tan lejos como el método hormonal en términos de reversibilidad, sino que la mayoría son actualmente métodos de esterilización y sus tasas de fracaso es muy alta.
Eli Ipp
Profesor de Medicina en UCLA, Investigador en el Instituto Lundquist, y Jefe de la sección de Diabetes y Metabolismo en el Centro Médico Harbor-UCLA
Las personas interesadas en la planificación familiar llevan pensando en la anticoncepción masculina durante mucho tiempo. Actualmente estamos trabajando en algunos de estos temas, bajo el auspicio de los Institutos Nacionales de Salud y el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, dos agencias federales que apoyan la investigación sobre anticoncepción a través de lo que se denomina una red de ensayos clínicos anticonceptivos. La Dra. Christina Wang, es la investigadora principal del proyecto.
La idea es que la planificación familiar debe ser una experiencia compartida: que hombres y mujeres puedan contribuir de acuerdo con sus deseos. Queremos ampliar las opciones disponibles para la planificación familiar. Se han realizado varios estudios que han analizado la aceptabilidad de los anticonceptivos dirigidos a hombres, y muchos se sorprenden al descubrir que hay una respuesta positiva de hombres y mujeres.
En este momento, estamos trabajando con diferentes agentes hormonales. Estos agentes pueden administrarse por vía transdérmica —aplicándolos sobre la piel—, mediante inyección o administrarse como un agente oral. Todos ellos funcionan combinando un andrógeno (una hormona masculina), como la testosterona, y un progestágeno, que también se usa en los tratamientos anticonceptivos femeninos, como las píldoras anticonceptivas orales. Esta combinación es mucho más efectiva que suprimir la cantidad de esperma del hombre.
Hemos usado estas combinaciones antes en varios tipos de ensayos, y han demostrado ser efectivas. El estudio más grande que estamos haciendo en este momento se está llevando a cabo en todo el mundo, en lugares de América del Sur, Europa, África y Estados Unidos. Esperamos que el efecto sea positivo en términos de protección de la fertilidad, que sea aceptable para las personas y, por supuesto, reversible cuando los que tomen el medicamento decidan formar una familia.
Katrina Kimport
Profesora Asociada, Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas, Universidad de California, San Francisco
Ya hay anticonceptivos masculinos. Al menos, existen métodos anticonceptivos que operan o son controlados principalmente por cuerpos masculinos: condones, marcha atrás y vasectomía. El truco está en que muchas personas, tanto hombres como mujeres, no están satisfechas con estos métodos. Si quieres tener hijos más tarde, la vasectomía no va a funcionar. Si deseas un método con una tasa muy alta de prevención del embarazo (más del 95%), los condones o la marcha atrás probablemente no sean para ti. Si buscas un método reversible y altamente efectivo, los métodos que funcionan en cuerpos femeninos son todo lo que está disponible.
¿Por qué, entonces, todavía no existe un método anticonceptivo masculino reversible y altamente efectivo? Gran parte de la respuesta es que, como sociedad, consideramos que el trabajo de prevención del embarazo es responsabilidad de las mujeres. La infraestructura farmacéutica y médica espera que las mujeres que tengan una relación heterosexual sean las que utilicen fórmulas anticonceptivas —y sean las que van al médico para obtener el método, lo paguen y sean las que tengan que experimentar los efectos secundarios— por lo que los métodos disponibles están hechos para los cuerpos femeninos y solo las mujeres reciben asesoramiento anticonceptivo de sus médicos. Y las relaciones normalizadas socialmente también refuerzan esta idea: como una señal de que una relación es seria, las mujeres asumen la carga de prevenir el embarazo, por ejemplo, tomando la píldora. A múltiples niveles, las narrativas sociales otorgan la responsabilidad del control de la natalidad a las mujeres. Al hacerlo, afirman simultáneamente que no hay necesidad ni demanda de un método anticonceptivo masculino reversible y altamente efectivo.