Con la Graph API 1.0, las aplicaciones podían solicitar toda esta información sobre los amigos de sus usuarios sin fricciones y sin tener que comunicar las razones por las que requerían este consentimiento. Es más, podían seguir recopilando datos en segundo plano durante años una vez eran autorizadas. En 2014, Facebook se dio cuenta de que esto resultaba problemático y anunció que discontinuaría la API para “poner a la gente en primer lugar”. El daño ya estaba hecho, y la compañía ya se había lucrado con nuestros datos por el camino.

[Jonathan Albright]