
En agosto de 2017, cuando todavía no estaba terminado, el radiotelescopio chino FAST descubrió dos nuevos púlsares. Ahora, por fin, el gigantesco disco que los investigadores apodan Tianyan (el ojo del cielo) está cien por cien operativo, y va a ampliar nuestras capacidades de detección de manera increíble.
Pongamos como ejemplo la búsqueda de señales de radio de origen extraterrestre. El radiotelescopio más potente en la actualidad para ese tipo de exámenes del cosmos es el de Arecibo. Su plato de 305 metros tiene un alcance de unos 18 años luz, una distancia que abarca 12 estrellas cercanas. FAST incrementará ese alcance hasta los 28 años luz, lo que le permitirá rastrear 1.400 estrellas. Además, aumentando su potencia de detección esta cifra se podría ampliar en el futuro a un millón de estrellas.

La detección de posibles civilizaciones extraterrestres no es ni mucho menos la principal función de FAST. Sus grandes áreas de trabajo son la detección y estudio de las estrellas de neutrones conocidas como púlsares, y el estudio de moléculas a escala interestelar. Este último apartado es especialmente importante porque el radiotelescopio permitirá estudiar como nunca antes la materia oscura gracias a la detección y cartografía de la denominada línea de hidrógeno (La línea espectral de la radiación electromagnética que se crea por un cambio en el estado de energía de los átomos de hidrógeno neutro).
Las posibilidades del nuevo radiotelescopio son extraordinarias. Su sensibilidad al espectro electromagnético lo convierte en una herramienta muy valiosa para la detección de campos magnéticos en exoplanetas, y su precisión será de gran ayuda a la hora de documentar ondas gravitacionales detectadas por otros observatorios como LIGO.
La construcción de FAST propiamente dicha terminó en 2016. Desde entonces ha pasado por una fase de pruebas y calibración en la que ya ha detectado 102 nuevos púlsares. Eso sí, no hay que esperar que sus descubrimientos lleguen todos mañana. Cada escaneo completo del cosmos llevará cinco años, y aún se tardarán muchos más en analizar todos los datos que recoja. La buena noticia es que nos esperan décadas de nuevos descubrimientos astronómicos y quizá, solo quizá, la gran noticia que muchos están esperando, una transmisión que lo cambie todo. [Universe Today]