Uber acaba de poner en la calle una pequeña flota de taxis autónomos en San Francisco. Se trata de una iniciativa similar a la que puso en marcha en agosto en Pittsburgh solo que con un matiz: esta vez no ha pedido permiso a las autoridades.
Probablemente no hubiera pasado nada de no ser por un vídeo grabado mediante la cámara de seguridad de otro vehículo que muestra a uno de los taxis autónomos saltándose alegremente un semáforo en una intersección de varios carriles.
Poco después de que el San Fransisco Examiner publicara el vídeo, Uber emitió un comunicado explicando que aunque si se trata de uno de sus vehículos autónomos, no forma parte de la prueba con taxis capaces de conducirse solos. Uber ha culpado de la infracción a un conductor humano que manejaba el coche en ese momento. Según la compañía, el vehículo no llevaba pasajeros y el conductor ha sido expedientado a la espera de una investigación.
Sea cierto o no, el hecho es que la compañía ha puesto en la calle coches autónomos sin pedir ningún permiso. Ello le ha valido una carta por parte del Departamento de circulación del estado de California. La misiva insta a retirar los vehículos de la circulación inmediatamente o emprenderán acciones legales contra la empresa.
Uber se defiende alegando que los vehículos son “semiautónomos”. En otras palabras, que llevan un conductor al volante para que asuma el control en caso de que algo vaya mal. En condiciones normales de la prueba, este piloto no interfiere con el funcionamiento del vehículo. El truco les sirvió en Pittsburgh, pero las autoridades de San Francisco han demostrado ser algo más quisquillosas con permitir los experimentos de la compañía. [San Fransisco Examiner y Associated Press]