Lo que vamos a contar no tiene por qué ocurrirte, de hecho, es posible que puedas seguir enterrándote en la arena de la playa si es una de tus aficiones favoritas. Sin embargo, no está de más saber que si tienes muy mala suerte, puede acabar con cientos de parásitos en el interior de tu cuerpo.
Al parecer, la historia tuvo lugar hace unas semanas, cuando Michael, un joven de 17 años, regresó a casa de sus padres después de haber pasado el día en una playa de Florida. Unos días después, el joven comenzó a desarrollar una serie de puntos enrojecidos en la piel, a la altura de los pies.
En un principio pensaron que se trataba de mosquitos, pero en las siguientes semanas las protuberancias fueron en aumento. Ya no era solo en los pies, habían llegado hasta su trasero, Michael tenía el cuerpo cubierto de marcas rojas de cintura para abajo, lo que posteriormente los médicos identificaron como anquilostomas, un tipo de parásito (un gusano nematodo) que puede infectar tanto a los animales como a los humanos. Según explicó la madre al Washington Post:
El médico nos confirmó que se trataba de larvas cutáneas. No puedo dejar de enfatizar lo traumático que es para un adolescente -y su madre- saber que hay gusanos viviendo en su cuerpo. No fue solo mi hijo, aunque él se llevó la peor parte, varios compañeros contrajeron el parásito después de visitar Pompano Beach.
¿Cómo se infectaron? Resulta que los anquilostomas se diseminan a través de las heces de animales o humanos que tienen el parásito, y las personas pueden obtenerlos simplemente caminando descalzos sobre la arena o el suelo que anteriormente ha sido contaminado, de acuerdo con el CDC.
Y Michael, casualmente, se había enterrado hasta el cuello en la arena.
La madre del joven ha explicado al Post que cuando el doctor dio con el parásito lo primero que hizo fue administrarle un antibiótico y un antiparasitario, pero el medicamento “no estaba funcionando lo suficientemente rápido”, por lo que acudieron de emergencia a un dermatólogo a principios del mes de julio. El dermatólogo usó crioterapia, un tratamiento donde el nitrógeno líquido se usa comúnmente para “congelar” las lesiones de la piel. Según la madre:
Durante el tratamiento, mi hijo me dijo que le dijera al médico que se detuviera, porque sentía que podía sentir que se escapaba del nitrógeno líquido. Era desagradable, más que desagradable”.
Al parecer, hay dos tipos principales de anquilostomas: humanos y animales o zoonóticos. Para el doctor especialista Bobbi Pritt, ambos tipos pueden transmitirse a las personas, y ocurre de manera similar: los animales o humanos infectados con el parásito defecan en la arena o el suelo y, debido a que sus heces llevan los huevos del parásito, el suelo se contamina.
Una vez en el suelo, los huevos se convierten en larvas, o anquilostomas que no han alcanzado su madurez, y cuando las personas entran en contacto con ellos, pueden penetrar en la piel. Los resultados varían según el tipo de anquilostoma. Los “humanos”, una vez dentro del cuerpo, migran al torrente sanguíneo y se instalan en el intestino.
En cambio, los anquilostoma de “animales” no se pueden adaptar al cuerpo humano, por lo que las larvas nunca llegan a los intestinos de la persona. Cuando esto ocurre, dichas larvas, que son microscópicas, deambulan por la piel de la persona, causando esas marcas rojas onduladas, intentando, aunque no pueden, salir, crecer o reproducirse. Según Pritt, “normalmente las larvas acaban muriendo”.
El adolescente tenía este último tipo de gusano, y mientras se recupera de la dolorosa dolencia, la madre ha emitido el siguiente comunicado en Facebook como advertencia:
Michael fue a Miami el 20 de junio. Se enterró en la arena por diversión y se ha convertido en nuestra pesadilla. Otras cuatro personas contrajeron una infección parasitaria, anquilostomas, de la playa de Pompano. Michael tiene el peor caso, de lejos. Se ha tenido que tomar Clindamyacin, Ivermectin, un paquete de dosis de esteroides, y Albenza, que costó 1.356 dólares por 6 pastillas (sí, eso es seguro y sí, tuve que pagarlo). Pero puedes obtenerlos por 0.30 dólares por pastilla en Honduras. Gracias, FDA. Hemos ido al pediatra 4 veces, a un dermatólogo y tenemos una cita de seguimiento hoy. Michael está sufriendo y esto es horrible. ¡Nunca se entierren en la arena ni dejes que tus hijos lo hagan! Solo estoy mostrando algunas imágenes porque es muy preocupante.
Por cierto, para evitar una infección potencial, el CDC recomienda “no caminar descalzo en áreas donde la anquilostoma es común y donde puede haber contaminación fecal humana del suelo”. [The Washington Post]