
Hace poco reivindicaba la necesidad de hacer más productos con cabeza. Hoy, desde este rinconcito que me deja Gizmodo para escribir, me toca hacer un alegato a favor de la normalidad.
Yo soy un tío normal. Así, sin más. Me gustaría escribir como Jabois, y aquí estoy, que no enlazo dos subordinadas ni a tiros. Sería estupendo que fuese capaz de sacar fotos como Steve Mccurry, pero a día de hoy lo más pro que hago es poner el enfoque de la cámara en manual. Y me encantaría poder jugar como Ninja, pero no nos parecemos ni en el blanco de los ojos.
Pues bien, partiendo de la base de que soy un tío normal, ¿para qué quiero algo que sea lo mejor en todo? Sobre todo si me toca pagarlo, claro. Por eso fue la normalidad del Asus Rog Strix G la que me conquistó.

Empecemos por lo básico: el Asus Rog Strix G es un portátil gaming. Pero un portátil gaming asequible. Este matiz es importante y es lo que hace que todo esto que digo tenga sentido (o eso creo yo). Si estás preparándote para participar en las finales de LOL, te has equivocado de ventanilla. Si por el contrario eres un gamer que no quiere perder todos sus ahorros para poder disfrutar de sus juegos favoritos, sigue leyendo.
Lo primero que llama la atención del portátil es su grosor. Si de algo adolecen los ordenadores gaming es que son enormes. Este no es el caso. Con sus 2,4 kilos de peso y sus 2,5 cm de grosor nos podemos llevar este ordenador a todos lados. Eso hace que a parte de jugar, también podamos usarlo en nuestro día a día. Punto para la versatilidad del Strix G.

La estética es la que podríamos esperar de un portátil de este tipo. Tiene un teclado retroiluminado y también una barra de luz RGB en la parte de abajo que podremos programar con la app Armoury Crate (hablaremos más de ella en unos momentos).
Otra de las grandes cosas que tiene este portátil es el propio teclado. Las teclas tienen la amplitud justa y responden perfectamente a la presión de nuestros dedos. Se agradece también que tenga una fila de botones extra donde podemos controlar el volumen, el modo de rendimiento del ordenador o acceder rápidamente a la aplicación de Armoury Crate.

Antes de continuar hablando del hardware del portátil y de su funcionamiento, merece la pena detenernos a comentar el software que viene con él. Asus se ha preocupado mucho de proporcionar una experiencia gaming completa. Para ello ha incluido varios programas con el ordenador, que traen un sinfín de funcionalidades para los gamers más exigentes.
La piedra angular de todo es la ya mencionada Armoury Crate. A través de este programa podemos monitorizar el rendimiento del portátil, crear nuestros propios perfiles determinados, detener procesos de forma automática mientras jugamos a juegos o controlar todos los elementos estéticos del ordenador. Es el complemento perfecto si quieres tomarte esto del gaming algo más en serio.

Para acabar de completar la experiencia gaming, Asus también incluye GameFirst y GameVisual. El primero de ellos sirve para optimizar los recursos de red que tenemos. Si tu conexión hace aguas, este programa podría marcar ser tu salvación y combatir el dichoso lag. El segundo trae unos perfiles predefinidos de color que puedes cambiar en función del tipo de juego que estás jugando.
El hardware del portátil tiene un desempeño notable. El modelo que he probado tiene una pantalla 1080p de 120Hz que es una maravilla. Es cierto que hay portátiles con pantallas mejores, sobre todo en términos de color, pero si buscas una pantalla con buena tasa de refresco a un precio razonable, el Strix G es una apuesta segura.
Este modelo viene con una Nvidia RTX 2070, a la que casi le sobra potencia para mover juegos en 1080p con los gráficos a pleno rendimiento. Sorprende mucho también el sistema de refrigeración del portátil. Después de pasar varias horas seguidas jugando a juegos como Overwatch o Apex Legends la temperatura —que puedes medir a través de Armoury Crate— nunca superó los 80 grados.
Sí es cierto que el portátil tiene algunas carencias menores. No trae lector de tarjetas, webcam (una pena si querías disfrutar de Windows Hello) o un puerto Thunderbolt 3, y la batería tampoco es como para tirar cohetes, pero realmente ninguna de estas cosas marcarán la diferencia en un producto como este.
La versión que hemos probado cuesta 1.599€, pero si no te importa tanto la tasa de refresco y no buscas un portátil para los próximos siete años, puedes apostar por la versión básica del Strix G, que trae una Nvidia GTX 1650 y cuesta 999€. Haz como yo, ¡abraza la normalidad!
En resumen
- La clave del ordenador es su precio. La versión básica cuesta 999€, pero si quieres jugar a lo grande probablemente debas apostar por la versión de 1.599€, que trae una gráfica mejor y una tasa de refresco de 120Hz.
- Los acabados del ordenador son muy interesantes. Por fuera es sobrio y elegante, pero si quieres que tenga un aire más gamer puedes activar el teclado retroiluminado o su barra de color RGB.
- No tiene webcam, lector de tarjetas ni puerto Thunderbolt 3, pero tampoco debería ser un problema. Este ordenador es para lo que es.