Los meteorólogos se quedaron sin palabras ayer cuando Irma se intensificó hasta convertirse en un enorme huracán de categoría 5. Irma batió récords con vientos “catastróficos” y “potencialmente letales” de hasta 300 km/h y ha alcanzado Puerto Rico y las Islas Vírgenes convertido oficialmente en el huracán mas fuerte jamás registrado al norte del Caribe y al este de Florida. Pero, ¿cómo llegó a convertirse en ese monstruo?
La responsable parece ser una combinación de factores, empezando por el calor. Los huracanes extraen su energía del océano: cuanto más alta es la temperatura de la superficie del mar, más húmedas, más potentes y más intensas son las tormentas. En este momento, las temperaturas de la superficie del mar a través del Atlántico ecuatorial son hasta un grado y medio más cálidas que de costumbre, por no mencionar que estamos a finales del verano, por lo que el océano está más caliente. “El Atlántico tropical ha llegado a estar más caliente otros años pero ciertamente hace bastante calor allí ahora mismo”, explica Phil Klotzbach, experto en tormentas tropicales de la Universidad Estatal de Colorado. Klotzbach añade que “es demasiado pronto para decir conclusivamente” que esas aguas más cálidas están relacionadas con el cambio climático.
Otros expertos sugieren que el cambio climático es al menos parcialmente responsable de la ferocidad de la tormenta alimentada por el calor. Al igual que con Harvey, este vínculo, sin duda, seguirá siendo un tema de investigación dentro de los círculos científicos durante los próximos meses, si no años.
Aun así, puedes tener una temperatura de la superficie del mar cálida y no sufrir tormentas monstruosas como Irma. Klotzbach dice que la cizalladura vertical baja y el cambio en la dirección del viento con la altura de la atmósfera también han jugado un papel importante; una cizalladura del viento alta tiende a prevenir que los huracanes ganen fuerza. Los niveles excepcionalmente altos de humedad desde la superficie hasta los niveles medios de la atmósfera también están proporcionando abundante combustible para las tormentas eléctricas, el material del que están hechos los huracanes.
Por último, está la cuestión de la localización. Irma se originó cerca de las islas de Cabo Verde, frente a la costa noroeste de África. Como explicó el meteorólogo de la NOAA Neal Dorst, las tormentas de Cabo Verde tienen el potencial de sobrecargarse debido al largo trayecto que realizan a través del Atlántico ecuatorial antes de tocar tierra y debilitarse. De hecho, Irma ya ha sido una tormenta durante más de una semana y se espera que continúe llevando vientos de categoría 4 o 5 hasta el fin de semana.
El único huracán del Atlántico cuyas vientos han superado a Irma, el huracán Allen (1980), también se inició en Cabo Verde. Dicho esto, Dorst añadió que las tormentas fuertes pueden formarse en cualquier lugar bajo las condiciones adecuadas. Los dos últimos huracanes atlánticos que registraron vientos de 300 km/h fueron Wilma (2005) y Gilbert (1988), y ambos se originaron mucho más al oeste.
Lo cierto es que, gracias a esta variedad de factores, el Caribe y Florida se enfrentan ahora a una tormenta excepcional —y excepcionalmente peligrosa. Las condiciones para formar huracanes de categoría 5 se dan en el Atlántico tropical cada año, pero tenemos suerte de que no siempre se den tormentas como esta. Por desgracia, es difícil decir si seguirán siendo una rareza en el futuro. [Weather Underground, Live Science]