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Cómo sería hacer un viaje alrededor de todo Plutón

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Ilustración: Benjamin Currie (Gizmodo)
Ilustración: Benjamin Currie (Gizmodo)

Empiezas a despertarte del proceso de estasis mientras tu módulo de aterrizaje desciende sobre la superficie de Plutón. Te esfuerzas por ubicar el sol en el cielo mientras te asomas por la ventana. Finalmente, lo ves en su cenit mientras te restriegas los ojos con el dorso de la mano. Aunque es más brillante que cualquier otra cosa que hay delante tuyo en el cielo, el Sol ahora está 40 veces más lejos que cuando estabas en la Tierra, y proporciona una milésima parte de la luz que antes. Aunque es mediodía en la superficie del planeta enano, todavía parece como si fuese de noche: todas las estrellas son visibles, aunque una neblina azul parece asomarse por el horizonte y le da a las estrellas un ligero brillo. De las montañas solo se puede ver su tenue silueta contra el cielo estrellado.

Cuando el módulo de aterrizaje llega a tierra, te das cuenta de lo liviano que te sientes: la fuerza de la gravedad es aproximadamente una décima parte que en la Tierra. Miras hacia arriba otra vez, esperando ver a Caronte, el vecino de Plutón. Pero, tal y como te habían dicho en la agencia de viajes, no se puede ver. Los dos planetas enanos rotan de forma sincrónica, lo que hace que siempre apunten al mismo lado durante su órbita. El lado de Plutón en el que estás es el opuesto a la órbita de Caronte, por lo que sólo lo podrás ver en el viaje de regreso a casa.

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La misión New Horizons voló sobre Plutón en 2015, después de un trayecto de nueve años desde la Tierra. La sonda tomó muchas imágenes de alta resolución de la superficie del planeta enano que los científicos han estado estudiando de cerca. En lugar de una roca polvorienta y sin rasgos distintivos, encontraron un cuerpo complejo con escarpados acantilados, cañones y una vasta planicie de hielo de nitrógeno. El planeta enano (como se encuentra clasificado actualmente) tiene solo 2.377 kilómetros de diámetro, y 7.467 kilómetros de perímetro. A esta pequeña escala, y contando con que hubiese carreteras por las que circular, un turista intrépido podría ir a todas las partes importantes en una semana.

Le hemos pedido a Oliver White, científico del Instituto SETI y co-investigador del equipo de Geología, Geofísica e Imagen de la misión New Horizons de la NASA, que nos ayude a imaginar cómo sería este viaje por el planeta. Obviamente, nos hemos tomado alguna licencia con el nivel de infraestructuras del planeta enano y con el clima, dado que, bueno, las temperaturas más cálidas de la superficie de Plutón (-223 grados Celsius) harían que resultase un tanto hostil para cualquier humano. No lo sabemos todo sobre este pequeño mundo, por lo que tendremos que también tirar de imaginación para ver cómo sería esta gran aventura.

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Tu lugar de llegada es una planicie que hay en el borde occidental de la Tombaugh Regio, una zona con forma de corazón que hay en Plutón. Hacia el este, se extiende la Sputnik Planitia como si se tratase de un vasto océano color beige. Esta gran extensión no es ni plana ni líquida: se trata de nitrógeno helado. Pones tu pie sobre el mar blanco, y escuchas un ligero chapoteo. Debajo de esta extraña y blanda capa de nitrógeno se encuentra algo aún más extraño, no por que sea de otro mundo, sino porque es algo muy de la Tierra: un océano de agua líquida.

Ilustración: Benjamin Currie (Gizmodo)
Ilustración: Benjamin Currie (Gizmodo)

Al norte y al sur de esta playa se encuentran algunos de los accidentes geográficos más curiosos del planeta enano: grandes extensiones de cadenas montañosas, como Hillary Montes, unas montañas formadas por enormes bloques de hielo que se elevan hasta 3,5 km de altura. Éstas serán algunas de las mejores fotos de tu viaje, ya que podrás ver primer plano cómo se encuentran la blanca y brillante Sputnik Planitia y el oscuro terreno de la Cthulhu Regio.

Decides irte a dormir, porque has elegido mantener el mismo horario de 24h que sigues en la Tierra. Sin embargo, un día de Plutón dura seis días terrestres, y como el eje del planeta tiene una inclinación de 119 grados (en comparación, el de la Tierra tiene una inclinación de 23,5 grados), gran parte del hemisferio norte en el que has aterrizado recibe luz solar constante (aunque tenue) durante la mitad del año de Plutón. En lugar de salir y ponerse, el Sol permanece en lo alto del cielo, cambiando su orientación en función de la latitud en la que estés.

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“Nos hemos estado preguntando de qué están formadas estas montañas”, explicó White. Quizás son partes de la corteza de hielo de Plutón que se han movido y fracturado de la misma manera que las placas tectónicas se diseminaron y chocaron en la Tierra. A su vez, estas grietas quizás se llenasen con hielo de nitrógeno, haciendo que el hielo se acabase apilando y convirtiéndose en estas enormes montañas de hielo.

A la mañana siguiente, decides conducir hacia el sur, pasando por las Montañas Norgay, que se elevan hacia el este a medida que te acercas al criovolcán Wright Mons (Mons es el término para designar una montaña extraterrestre). Vas atravesando lentamente sus riscos ondulados y con el tiempo asciendes a más de 3000 metros hasta alcanzar una vasta depresión más profunda que la altura de la montaña. Tus faros solo pueden iluminar las paredes, que se extienden en ambas direcciones, pero no puedes ver la cima opuestas, que está a docenas de kilómetros de distancia.

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Wright Mons (centro)
Imagen: NASA/JHUAPL/SWRI
Wright Mons (centro)
Imagen: NASA/JHUAPL/SWRI

Pero lo que más te emociona es visitar el inmenso Piccard Mons, justo al sur de Wright. Alcanzas su cima, a unos 4.500 metros de altura, uno de los puntos más altos de todo Plutón. Aunque el Sol se encuentra en un punto más bajo a estas latitudes y su luz apenas ofrece un ligero resplandor, todavía sirve para iluminar ligeramente el lado más lejano y las zonas más profundas que se encuentran a tus pies.

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Te sientas en silencio y contemplas este enorme criovolcán que ha dejado perplejos a los científicos en la Tierra. Miras hacia el horizonte y ves lo que parece ser una puesta de sol mientras nuestra estrella brilla a través de la delgada atmósfera de Plutón, teñiendo todo el cielo de azul.

Pero luego recuerdas la advertencia de la agencia de viajes y continúas conduciendo hacia el sureste. Has escuchado que pasar demasiado tiempo en ese lugar podría ser peligroso, ya que no se sabe en qué momento podría entrar en erupción el criovolcán.

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Los Wright Mons y Piccard Mons son un misterio para los científicos. Sus formas circulares y sus profundas depresiones sugieren que son enormes volcanes de hielo, pero los científicos no están seguros de cómo funciona el criovolcanismo en comparación con los volcanes de la Tierra. Es posible que estas enormes montañas sufran erupciones de hielo, aunque esta interpretación es aún objeto de estudio.


Empiezas tu tercer día dirigiéndote hacia el norte por el lado este de la Sputnik Planitia, el lóbulo derecho de la Tombaugh Regio. Aunque el suelo sigue siendo del color beige brillante que ya habías visto al otro lado de la vasta Planitia, esta región es una zona montañosa, escarpada y llena de cráteres, y la ruta serpentea alrededor de estanques helados de nitrógeno de varios kilómetros de diámetro. Los ríos salen desde los estanques, atravesando la superficie helada y creando valles que fluyen hacia la Planitia como glaciares de nitrógeno.

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El terreno afilado de Plutón.
Imagen: NASA/JHUAPL/SWRI
El terreno afilado de Plutón.
Imagen: NASA/JHUAPL/SWRI

Continúas recorriendo el lóbulo derecho y luego vas hacia el este, llegando finalmente a una plataforma de observación que flota sobre el hielo nitrogenado que te permite ver el famoso terreno anguloso del planeta enano. Conducirás a lo largo de estos riscos de hielo de metano durante horas, pero aquí, aprecias cómo estas siniestras crestas se elevan a cientos o miles de metros de la superficie como cuchillas afiladas. Estas crestas forman líneas de metano a lo largo del horizonte, proyectando espeluznantes y puntiagudas sombras sobre el nitrógeno que hay debajo.

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El terreno afilado que vemos a lo largo del lóbulo oriental de la Tombaugh Regio puede ser el resultado de la acumulación del hielo de metano en la superficie de Plutón durante los primeros días del planeta enano, que luego se sublimó, creando así estas formas afiladas y dentadas. Depósitos de hielo similares, llamados penitentes, salpican los Andes y se forman de la misma manera, pero a partir de hielo de agua en vez de hielo de metano, aunque éstos generalmente tienen solo unos pocos metros de altura. Ahora sabemos que estos yacimientos afilados de Plutón se extienden como un cinturón alrededor de su ecuador, justo hacia el lado que menos pudo ver la sonda New Horizons, dijo White.


A medida que te alejas hacia noroeste de las afiladas crestas, el paisaje se convierte en una extensión de cráteres de impacto y fosas gigantes llamada Hayabusa Terra, a la que siguen una red de valles en forma de rama. Esto te deja cerca del polo norte del planeta, ubicado en medio de un enorme conjunto de cañones, que está cubierto por una fina capa de hielo de metano que se ha ido depositando.

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Partes hacia el sur, a través de una vasta extensión polvorienta, entre las tierras altas de Plutón. Te detienes a descansar en el borde oriental del Cráter Burney, un homenaje a la joven que puso nombre a Plutón, Venetia Katharine Douglas Burney. No se trata de una brusca caída, sino de un sistema concéntrico de colinas también salpicado de cráteres de impacto. Continúas hacia el sur, haciendo una pausa para apreciar los profundos cañones de Inanna y Dumuzi Fossae, que se extienden hacia el oeste.


“Este terreno al norte y al oeste de la Sputnik Planitia es uno de los más antiguos de Plutón”, dijo White. Tiene muchos cráteres de impacto, lo cual sugiere que no ha habido mucha actividad en el suelo o en la atmósfera que haya alterado el paisaje durante la historia del planeta.

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Después de pasar casi todo un día navegando por lo que sería el equivalente en Plutón a las Grandes Llanuras, empiezas a sentirte inquieto. Apenas notas muchos de los cañones y cráteres por los que pasas. Pronto te fijas en el siniestro cambio del paisaje. Durante la mayor parte de tu viaje había una luz lo suficientemente tenue como para ver lo que había alrededor de tu vehículo. Pero aquí, la tierra se a teñido de un marrón oscuro. Apenas puedes distinguir las texturas de la superficie.

Acabas de entrar en Cthulhu Macula, una extensión en forma de ballena de un material negro similar al alquitrán hecho de compuestos orgánicos, resultado de la acumulación de partículas de la atmósfera que se van asentando sobre la superficie y que se acumulan formando una capa, ya que no hay ningún proceso que ayude a disiparlas en el clima tan estable que hay en la zona ecuatorial. Estas partículas se generan cuando la radiación ultravioleta del Sol interactúa con el metano y el nitrógeno que hay en la atmósfera de Plutón.

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El Cráter Elliot (en el centro) y la Fosa Virgil (desde la esquina izquierda hacia el centro)
Imagen: NASA/JHUAPL/SWRI
El Cráter Elliot (en el centro) y la Fosa Virgil (desde la esquina izquierda hacia el centro)
Imagen: NASA/JHUAPL/SWRI

Este inquietante viaje acaba finalmente en la Fosa Virgil, un cañón gigante que atraviesa la Macula y se extiende hasta donde alcanza la vista. La Fosa Virgil se encuentra entre las fracturas más abruptas y recientes de Plutón, cuyas paredes son el doble de altas que las del Gran Cañón. Es difícil ver el oscuro fondo, pero parece contener una especie de lava hecha de hielo y amoníaco, que ha llegado a la superficie desde un depósito subterráneo. Te detienes a lo largo del borde este, donde una ancha grieta atraviesa las altas paredes del Cráter Elliot, que se encuentra lleno de hielo y nitrógeno.

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“Plutón tiene una gran diversidad geológica por toda su superficie”, dijo White. “Hay algunas características que realmente son únicas y no se pueden ver en ningún otro lugar”. Este planeta enano sigue siendo una gran fuente de preguntas para la ciencia, muchas de las cuales no podremos responder hasta que enviemos otra misión allí. Aunque Plutón sigue siendo demasiado hostil para llevar a un visitante humano, tal vez otra sonda espacial pueda revelarnos más detalles sobre este misterioso mundo.


Una vez completado tu itinerario, vuelves a tu nave para emprender el viaje de regreso casa, que durará nueve años. Difícilmente puedes creer que un lugar tan frío y aparentemente tan vacío pueda contener tal cantidad de lugares increíbles. Justo antes de cerrar los ojos para sumirte en un largo sueño, ves una basta esfera gris a través de tu ventana: es Caronte, la que una vez pensamos que era la luna de Plutón, pero que ahora consideramos también un planeta enano. Ambos planetas, unos 20.000 km de distancia, orbitan entre sí a la vez que continúan su órbita alrededor del Sol, cuyo ciclo dura 248 años.