Si viste las noticias de este lunes, es posible que hayas escuchado que el cambio climático está alcanzando a las nubes. Un estudio publicado en Nature Geoscience narra cómo las nubes estratocúmulos —nubes bajas que no provocan precipitaciones, por lo general— podrían desaparecer si seguimos emitiendo carbono. Su desaparición podría, a su vez, conducir a mayores temperaturas, elevando la temperatura en todo el mundo a más de 8 grados Celsius.
Y esto sería extremadamente malo. Si las nubes desaparecieran, el planeta probablemente sería un paisaje infernal, seco y chamuscado, que haría parecer un paraíso el mundo de Mad Max. Este estudio es una gran aportación a un tema cada vez más importante, que los investigadores se toman cada vez más en serio, porque las nubes desempeñan un papel crucial en el sistema climático y además están entre los elementos que menos comprendemos.
De hecho, si las generaciones futuras llegan al punto de ver cómo desaparecen las nubes, tendrán suerte. El estudio se basa en un escenario en el que el dióxido de carbono se eleva a 1.200 partes por millón (ppm), es decir, casi el triple del nivel actual. Técnicamente, es posible. Pero la realidad es que el cambio climático podría suponer el fin de la civilización antes de que lleguemos a ese punto. El conjunto actual de políticas climáticas globales llevará al planeta a calentarse más de 3 grados, y por el camino pasaremos algunos hitos terribles.
“Creo que es un trabajo interesante y que merece un gran estudio”, dijo Kate Marvel, una modelista de nubes del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, sobre el nuevo estudio. “La conclusión es: por favor, asústate por las 1.200 ppm y todo lo que ocurrirá hasta llegar ahí, no porque las nubes vayan a desaparecer”.
Aquí hay una lista de algunas de las cosas que deberían preocuparte y que llegarán antes que la desaparición de las nubes
Fusión del hielo descontrolada y un aumento del nivel del mar
Según las Naciones Unidas, aproximadamente 2.400 millones de personas viven a menos de 100 kilómetros de la costa, y cada vez más se dirigen estas zonas. Esto es algo problemático, considerando que el aumento del nivel del mar podría obligarlos a retirarse precipitadamente hacia el interior o a sufrir las consecuencias.
El aumento del nivel del mar ya ha llevado a la desaparición de islas y a un aluvión de tormentas mucho más mortal y peligroso asociado con los ciclones, y esto solo puede ir a peor.
“Actualmente parece que veremos una gran pérdida de hielo en la Antártida a partir de los 2-3° de calentamiento, un nivel que alcanzaremos mucho antes de llegar a los 1.200 ppm”, dijo Bob Kopp, un experto sobre el aumento del nivel del mar de la Universidad de Rutgers.
La Antártida occidental corre el riesgo de derretirse sin control (de hecho, puede que ya haya empezado) y, como resultado, el nivel del mar podría subir 3 metros. Llevaría bastante tiempo alcanzar ese nivel, aunque Kopp señaló que existe un “riesgo bastante razonable de que alcancemos los 2 metros o más” durante este siglo. En cualquier caso, una vez que todo esto comience a ocurrir, será algo inevitable y la migración de las personas a medida que las ciudades costeras se vuelvan inhabitables remodelará por completo las sociedades.
Océanos sin oxígeno
Otro apunte sobre los océanos. Los océanos del mundo han perdido 77 mil millones de toneladas de oxígeno en los últimos 50 años, lo que ha llevado a un aumento en número y extensión de las llamadas zonas muertas. Gran parte de eso está relacionado con el cambio climático, porque el agua caliente simplemente contiene menos oxígeno. Para colmo, las criaturas del océano necesitarán más oxígeno a medida que el planeta se caliente, y lo que ocurrirá es lo contrario, que habrá menos oxígeno disponible para estas especies.
Denise Breitburg, una científica del Centro de Investigación Smithsonian que recientemente publicó un importante artículo sobre este tema a principios de este año, dijo que es como el “antiguo lema de la Asociación Americana de Pulmón ‘cuando no puedes respirar, nada más importa’”. No quiso decir que la disminución del oxígeno sea una preocupación mayor que el estudio de las nubes, pero señaló que “definitivamente es algo de lo que debemos preocuparnos en un futuro próximo porque podemos ver grandes cambios con el calentamiento que ya hemos visto”.
Así que, para repasar: es posible que tengamos mares sin vida, cada vez más calientes y que no hacen más que crecer antes de que digamos adiós a las nubes. Genial.
Olas de calor
El impacto más claro del cambio climático es el aumento de la temperatura. Y las olas mortales de calor cada vez van en aumento y se vuelven más virulentas debido al cambio climático. Esto no es nada bueno. Y cuanto más aumenta la temperatura, más vidas humanas estarán en riesgo.
El mundo perdió 153 mil millones de horas de trabajo debido al calentamiento solo en 2017. Un clima caluroso también puede dificultar el aprendizaje de los niños, y estos dos factores significan que la producción económica puede disminuir. Si esto no te parece suficiente, otros estudios sugieren que las tasas de delincuencia también son más altas durante los meses más cálidos y los días más calurosos, por lo que quizás todos nos acabemos matando entre nosotros después de un ataque de ira inducida por el cambio climático.
Para colmo, el calor extremo impide el crecimiento de algunos cultivos básicos. Si el mundo se calienta 2 grados, algo que se considera seguro según el Acuerdo de París, la producción de maíz de los Estados Unidos podría caer hasta un 18 por ciento. Otros países también podrían sufrir grandes caídas, lo que aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria y los males sociales que la acompañan.
Geoingeniería
Mucho antes de que lleguemos a 1.200 ppm, hará calor. Mucho calor. Así que ya se plantea la cuestión de si tendríamos que tapar el sol. Algunos ven este escenario como inevitable, dado que nadie se ha mostrado capaz de reducir las emisiones de carbono. Pero aunque es cierto que la geoingeniería puede enfriar el globo en su conjunto, también podría cambiar los patrones de lluvia. Los cultivos pueden responder negativamente a menos sol, y la acidificación del océano continuará sin control mientras continúen las emisiones de carbono.