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Descubren que algunos chimpancés tienen un hueso en el corazón, y podría ocurrir lo mismo con algunos humanos

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El hueso hallado en chimpancés, llamado Cordis
El hueso hallado en chimpancés, llamado Cordis
Foto: Universidad de Nottingham

Científicos en el Reino Unido han descubierto un raro hueso llamado os cordis, en el corazón de algunos chimpancés. El hueso está relacionado con una afección cardíaca común. Las implicaciones del hallazgo podrían extenderse a los humanos, que comparten una estrecha relación genética con los chimpancés.

El Cordis no es desconocido en el mundo animal. Algunas especies de vacas, búfalos y ovejas lo tienen. También está en el corazón de las nutrias, el de los camellos y hasta en los perros. Primates, no tanto, o al menos eso es lo que pensaban los científicos. El os cordis también está presente en algunos chimpancés. Eso es lo que ha revelado un estudio publicado hoy en Scientific Reports. Es la primera vez que se detecta os cordis en una gran especie de simio.

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La estructura ósea se encontró en chimpancés que padecen fibrosis miocárdica idiopática (FMI), una afección en la cual el corazón desarrolla tejido cicatricial potencialmente mortal. La FMI es común en muchos animales, incluidos los chimpancés y los humanos. El inesperado descubrimiento podría conducir a mejores tratamientos no solo para los chimpancés, una especie en la que la enfermedad cardiovascular es común. La investigación, dirigida por la Facultad de Medicina y Ciencia Veterinaria de la Universidad de Nottingham, también podría aplicarse a los humanos dada la estrecha relación que tenemos con los chimpancés.

“El descubrimiento de un nuevo hueso en una especie conocida es un evento raro, especialmente en chimpancés que tienen una anatomía tan similar a la de las personas”, explica Catrin Rutland, coautora del estudio, en un comunicado de prensa de la Universidad de Nottingham. “Plantea la cuestión de si algunas personas también podrían tener un os cordis”

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Para el nuevo estudio seleccionaron a 16 chimpancés fallecidos por causas naturales en zoológicos europeos, algunos con FMI y otros sin la afección. Después se les escaneó el corazón mediante una tomografía por microcomputación de rayos X. Los escaneos generaron imágenes claras y de alta resolución que muestran el diminuto os cordis, que apenas mide unos pocos milímetros de ancho.

La estructura ósea “hiperdensa” se encontró dentro del trígono fibroso derecho. Dicho de una forma simple, se trata de la parte carnosa del corazón que forma un enlace entre las válvulas aórtica, mitral y tricúspide.

Algunos corazones de chimpancé también exhibieron algo llamado cartilago cordis, es decir, formación de cartílago. Este es un descubrimiento importante, porque el cartílago podría tener algo que ver con el crecimiento de la estructura ósea rara, ya que este tipo de tejido tiene el potencial de convertirse en hueso.

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“Tres de nuestros 16 chimpancés tenían un os cordis y uno tenía un cartílago del os. Los cuatro fueron gravemente afectados por el FMI”, explicó Rutland a Gizmodo en un correo electrónico. “Los otros 12 chimpancés no tenían os cordis u os cartilago, y tenían niveles más bajos de fibrosis o no padecían esta condición en absoluto. Así que relacionamos tener un os cordis con una fibrosis más grave. Tanto los chimpancés machos como las hembras, jóvenes y viejos podrían tener el os cordis. El sexo o la edad no suponen ninguna diferencia, aunque en general los chimpancés más viejos tienen más probabilidades de tener un FMI más grave”.

Como se señaló, la presencia de os cordis en chimpancés está generando sospechas de que también podría estar presente en humanos en circunstancias similares. Como señalan los autores en su estudio:

Debe tenerse en cuenta que no todos los chimpancés afectados con FMI tenían os o cartilago cordis, por lo tanto, el hallazgo puede servir como un indicador en lugar de una herramienta de diagnóstico. Se debe considerar la posibilidad de que ocurra os cordis y cartilago cordis en humanos que padecen trastornos cardiovasculares similares. En conclusión, este nuevo descubrimiento de os cordis y cartilago cordis en el corazón del chimpancé, resalta la necesidad de nuevas investigaciones cardiovasculares en esta y otras especies, incluidos los humanos, que utilizan las últimas tecnologías para obtener valiosos conocimientos clínicos y anatómicos.

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Correlación no es causalidad, y hay que tener en cuenta que este extraño hueso nunca se ha detectado en humanos, que posiblemente es el animal más estudiado del planeta. Encontrar de repente esta estructura ósea rara en los corazones humanos sería toda una sorpresa, pero tal vez es algo que los científicos han pasado por alto todo este tiempo.

Encontrar nuevas partes de la anatomía humana o procesos fisiológicos previamente no detectados es raro, pero sucede. Ejemplos recientes incluyen partes del cuerpo con forma de lagarto en los fetos, un nuevo tipo de vaso sanguíneo en los huesos, un órgano en nuestra piel que procesa el dolor y una capacidad similar a una salamandra para regenerar partes del cuerpo.