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El cráneo del antiguo habitante de Pompeya hallado bajo una enorme roca está intacto. ¿Cómo murió entonces?

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Uno ve la imagen del último cuerpo hallado en las ruinas de Pompeya y es imposible no suponer que la causa de la muerte fue una soberana pedrada en la cabeza. Curiosamente no fue así. El cráneo de la persona que murió aplastada bajo una piedra cuando huía del volcán cuenta una historia muy distinta.

En su momento, los arqueólogos supusieron que el habitante de Pompeya con más mala suerte del mundo había muerto cuando una jamba de piedra de unos 295 kilos le cayó encima. El cráneo no apareció, y los especialistas estaban convencidos de que había quedado hecho añicos por el impacto y que encontrarían los fragmentos en las inmediaciones. Cuando excavaron más lo que apareció fue el cráneo completo sin un rasguño.

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¿Fue seccionado el cráneo en vida, o post mortem? los huesos no revelan el tipo de trauma necesario como para decapitar el cuerpo. Eso y el análisis de los estratos revelan que el cráneo se separó del resto del esqueleto mucho después de la erupción y por procesos puramente geológicos. Un proceso de tunelado natrural del terreno que tuvo lugar en el siglo XIX hizo que el cráneo terminara sepultado mucho más abajo.

Eso significa que el cuerpo estaba entero cuando le cayó la piedra, pero está no solo no fue la causa de la muerte, sino que ni siquiera daño los huesos. ¿Cómo es posible? La principal hipótesis del director de la excavación Massimo Osanna es que la persona, un hombre de alrededor de unos 30 años, murió por asfixia cuando le alcanzó el flujo pirocrlástico. La jamba del edificio cayó sobre él más tarde y lo hizo cuando su cuerpo probablemente ya estaba parcialmente sepultado en cenizas, polvo y piedras, lo que evitó que le causara daños.

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Junto al cráneo también ha aparecido una pequeña bolsa con 22 monedas de plata y bronce que hubieran mantenido a una familia de la época durante dos semanas. Aunque el hombre estaba bastante sano, tenía una infección severa en la rodilla. Ello probablemente lo impedía caminar a un ritmo normal y fue la causa de su retraso en huir de la ciudad. Al final sí que tuvo mala suerte, pero no por la piedra que le cayó encima. [Telegraph vía Science Alert]