
Algunas unidades de medida tienen representaciones físicas en el mundo real. El kilogramo, por ejemplo, ha sido durante siglos un cilindro de platino e iridio celosamente conservado en una caja fuerte de París. A su lado yo pondría sin dudarlo el Pixel 4a como unidad de medida del smartphone.
La verdad es que semejante decisión nos ahorraría muchas explicaciones. -¡Oye! ¿cuánto mide tu móvil nuevo?- ¡Buah! Me ha salido muy caro, pero es que es un 4,7 píxeles- ¡Hala! que envidia, y yo aquí con un mísero 1,2 píxeles- Lo se, suena absurdo, pero probablemente las buenas gentes del París de 1799 también pensaron que Luis XVI estaba borracho cuando ordenó crear el dichoso cilindro.
El caso es que absurdo o no, el Pixel 4a ha logrado lo que ninguno de sus predecesores alcanzó, ser una especie de proporción áurea de Android, la unidad de medida de lo que es (o debería ser) un smartphone básico en 2020. Si crees que con esta afirmación estoy dorándole la píldora a Google, mejor piénsalo otra vez. No estoy diciendo para nada que sea el mejor smartphone del mercado. Lo que trato de decir es que es una media perfecta de todas las características que definen a un smartphone moderno competente. Tiene todo lo necesario y todo funciona bien. Sin embargo, y como ocurre con las demás unidades de medida, es tan minimalista y soso como un cilindro de platino e iridio.
La buena noticia es que esta especie de totem de la telefonía normcore hace bien todo lo que le pides y encima lo hace a un precio difícil de batir: 389 euros. La mala noticia es que carece de las cifras despampanantes y el diseño espectacular que podemos encontrar en otros smartphones. Si te gusta tener lo máximo en prestaciones de cada generación móvil o te gusta llamar la atención probablemente el Pixel 4a no es para ti. Sin embargo, si eres de mentalidad práctica y amas tener un fondo de armario lleno de camisetas negras sin dibujo alguno porque pegan con todo (mi caso) amarás esta camiseta negra sin dibujo hecha móvil.
Siguiendo con los tirones de orejas, tampoco es que Google pueda apuntarse mucho mérito por haber parido el Pixel 4a. El fabricante ha tardado siete malditos años en alcanzar esta perfección de lo cotidiano hecha herramienta. Hasta ahora, los esfuerzos de Google acababan tropezando invariablemente con algún fallo garrafal que arruinaba por completo el resultado final hasta el punto de que he llegado a sospechar que tenían a un agente doble de otro fabricante saboteando su departamento de hardware.
El más reciente en esta cadena de errores de fabricación ha sido la batería del Pixel 4, cuya autonomía abismal hundía la experiencia de uso y arruinaba las esperanzas de ese modelo de convertirse en canon absoluto de la telefonía. El Pixel 4a es todo lo que el Pixel 4 quiso ser y no pudo, pero me estoy poniendo demasiado poético. Bajemos a tierra y comencemos por una tabla comparativa.

A primera vista el Pixel 4a es una versión severamente recortada del 4. ¿Cómo es posible que sea mejor? Pues porque ha prescindido de lo superfluo para quedarse con lo imprescindible y mejorar los puntos flojos del 4.
Comencemos por el apartado externo. De Gorilla Glass 5 hemos bajado a 3. ¿Una pérdida irreparable? Pues... Qué quieres que te diga... Se te va a romper igual ¿sabes?. No es por quitar mérito a Corning, pero en los años que llevo probando móviles he roto pantallas que se supone que estaban protegidas por todas sus generaciones de Gorilla Glass. Todas.
A nivel de protección me parece mucho más importante el abandono de la tapa trasera de cristal por un chasis de plástico de una sola pieza. Externamente el Pixel 4a es tan minimalista que personalmente lo encuentro irresistible. Por detrás es poco más que un rectángulo de plástico negro mate que se extiende a los laterales y que solo queda interrumpido por la cámara y la G de Google. El material es a prueba de huellas y no resbala entre los dedos. Eso por no mencionar que no es para nada tan frágil como el maldito cristal, la mayor estupidez de los móviles actuales de la que ya he hablado suficiente.
Sigamos con funciones que faltan y que a nadie le importan hablando del radar Soli que permitía controlar algunas funciones haciendo gestos con las manos. Motion Sense es una de esas funciones que luce muy bien en una presentación pero que en menos de una semana se te olvida completamente que está ahí. En lugar de ese truco de feria, Google ha ampliado la batería para que tenga una duración normal (un día completo) y ha añadido un puerto de auriculares.
Por supuesto, ese puerto conlleva una pérdida que sí que duele, que es la protección contra el agua. No se puede tener todo. La otra gran pérdida que dolerá a muchos es la desaparición de la carga inalámbrica. Personalmente nunca la uso (me parece lenta y que recalienta demasiado) así que no lo puedo considerar un fallo irreparable.
Por delante, los márgenes simétricos y la pantalla plana (levemente biselada en los bordes) lo hacen una delicia de mirar y de sujetar. Es un móvil increiblemente pequeño y ligero, pero su pantalla OLED de 5,81 pulgadas tiene todo el espacio necesario para leer, jugar o ver vídeo con toda comodidad sin que moleste en el bolsillo. Aunque la pantalla es algo más grande que la del Pixel 4, sus proporciones y resolución son diferentes, por lo que al final nos quedamos con una nitidez prácticamente idéntica. El brillo no es el mejor del mundo, pero es muy legible a plena luz.
A nivel de potencia, el procesador Snapdragon 730G se instala cómodamente entre los excesivos 865 de los topes de gama y los livianos chips de la serie 600. No es el 855 del Pixel 4, pero de algún lado había que recortar, y lo cierto es que los 6GB de RAM y 128GB de ROM le sientan muy bien a Android 10. No es un móvil para ejecutar PUBG a tope de ajustes durante siete horas, pero podrás jugarlo sin problemas y no hay menú ni aplicación que no se ejecute como el viento.

El partado de sonido se ha resuelto con un doble altavoz (algo de lo que no pueden presumir todos los gama media) y un puerto de 3,5mm para auriculares. El altavoz no es muy potente, pero ofrece un sonido convincente y bastante limpio. En cuanto a la batería, Google ha incrementado la exígua 2800mAh de la anterior generación hasta los 3140mAh. No es un incremento fastuoso, pero sirve para que la batería nos dure un día completo, que es lo mínimo que se le puede pedir a un móvil hoy en día.
Cerrando el tema de rendimiento, el Pixel 4a no tiene conectividad 5G, pero sospecho que las nuevas redes, aunque prometedoras, no son algo que vaya a llegar a todos los usuarios antes de dos o tres años. La persona que quiere un móvil asequible y sólido probablemente no está interesada en 5G por ahora.
La cámara sin preocupaciones
Por supuesto, ninguna reseña de Pixel estaría completa sin repasar la que es su principal seña de identidad: la cámara. El Pixel 4a se permite el lujo de reírse de la competencia con un único sensor de 12,2 Mpx que saca fotos tan buenas como la de muchos gama alta llenos de cámaras.
Se da la curiosa paradoja de que el Pixel 4a ha perdido el zoom físico y no me había dado cuenta hasta que repasé las especificaciones. La mejora por algoritmos del zoom digital hace que no solo funcione bien hasta de noche, sino que apenas notaremos artefactos en 3x (tiene hasta 7x). El Pixel 4a (como el 4) tampoco tiene gran angular ni macro, pero es que no le hace ninguna falta. Sigue sacando unas fotos estupendas con una facilidad que es casi insultante.

Este es probablemente el punto clave. Normalmente sacar fotos con el móvil suele requerir de cierto nivel de atención por parte del usuario. A veces el enfoque tarda un poco más de la cuenta. Otras hay que reorientarlo un poco para que la medición de luz sea adecuada. A veces incluso hay que jugar algo con los ajustes. Los Pixel (y el 4a no es una excepción, pero brilla particularmente en ello) son los únicos que han alcanzado la excelencia en el concepto apuntar y disparar. Simplemente abres la cámara, levantas el móvil y disparas. Por supuesto, las fotos salen mejor si le pones algo de ganas, pero la efectividad de la app de cámara de Google hace que sacar fotos sea una auténtica alegría y una total despreocupación. Aquí van algunos ejemplos.
Color, enfoque y HDR
Fotografía nocturna a otro nivel
Inevitable repasar la cámara de un Pixel sin hablar de fotografía nocturna. Pese a que Google ha eliminado el chip de procesado de imagen que tenía el Pixel 4 (lo que se traduce en un tiempo de procesado algo más largo) las fotos nocturnas del Pixel 4a siguen siendo un espectáculo en términos de color y captación de luz. Hasta es capaz de ejecutar un zoom nocturno bastante convincente.
Un zoom digital que se ríe de los zoom ópticos
El zoom merece un apartado propio. Aunque el Pixel 4a ya no tiene zoom óptico, los algoritmos logran sacar mucho partido al 7x digital. Hasta 3x es difícil apreciar aretefactos o efecto acuarela, e incluso a tope los resultados son bastante usables, sobre todo si la luz acompaña. He visto zooms mucho peores en móviles con lente telefoto dedicada. La mayor pega del zoom es que la app obliga a aumentar o reducir con dos dedos porque no tiene botón de pasos en pantalla como otras cámaras. Es una pena. Google debería presumir mucho más de esta función porque es simplemente impresionante.


Sobre estas líneas, un ejemplo del zoom nocturno. Puede que estés pensando: “¡Bueno, claro! Pero es que la torre está muy iluminada. Me gustaría saber qué hubiera pasado si hubiera hecho zoom 7x a una zona más oscura.”... Lo hice... Este fue el resultado.

La cámara delantera, de 8Mpx f/2.0 y un campo de visión de 84 grados es correcta, pero los modos de software ayudan a sacarle partido hasta hacerla mucho mejor que la de algunos móviles mucho más caros. Es capaz, por ejemplo, de sacar cómodamente a varias personas y hasta de que se vean bien a contraluz.
En resumen
Por primera vez desde que analizo un teléfono Pixel no se me ocurre una sola razón por la que deba advertir contra la compra de un Pixel 4a a un precio de 389 euros. Es un móvil pequeño, versátil, razonablemente potente y equilibrado como pocos. Además lleva una cámara que es simplemente fantástica. Si necesitara comprar un móvil asequible ahora mismo no lo dudaría ni un instante.
- Por 389 euros tienes una cámara que se ríe en la cara de la de muchos móviles de 1.000 euros.
- El Pixel 4a es pequeño y muy cómo de usar. La pantalla es tan buena como la del 4.
- El procesador, los 6GB de RAM, y los 128GB de ROM rinden de sobra.
- La batería por fin dura lo que tiene que durar. Tiene carga rápida, pero no inalambrica.
- No es resistente al agua, pero tiene puerto de auriculares y altavoz estéreo.
- Es tan discreto que casi podría considerar que tiene función antirrobo.