(Actualizado 22/08/2014: caso resuelto, el fotógrafo no tiene razón). Hace falta una revisión completa de la aplicación del copyright en la cultura moderna, y ha tenido que ser un macaco el que venga a demostrarlo (otra vez). Las leyes actuales que tratan de gestionar la propiedad intelectual hacen aguas por tantos puntos, que permiten absurdos como el que un fotógrafo como David Slater pierda el trabajo de un año por culpa de cómo está redactada una ley.
¿Qué ha pasado?
El caso de Slater es el último peldaño en una larga escalera de aberraciones provocadas por cómo se entiende el derecho de copyright en la actualidad. Los hechos son los siguientes:
David Slater es fotógrafo de naturaleza. En 2011 viajó por cuenta propia a Indonesia para fotografiar la fauna del país. El azar quiso que una de las fotos más afortunadas la sacara por accidente un macaco negro crestado que robó una de las cámaras y sacó cientos de fotos manteniendo el disparador pulsado.
Entre las fotos borrosas, había una estupenda instantánea del mono sonriendo a la cámara. Slater no tuvo reparo en reconocer que la foto era un selfie, y eso ha degenerado en una batalla legal con Wikipedia. Los editores de Wikimedia Commons publicaron la foto sin permiso de Slater (puede verse en la entrada Macaco Negro Crestado), y este solicitó que fuera retirada. Wikipedia se negó.
¿Por qué se niega Wikipedia?
Wikipedia explica que la foto no pertenece a Slater, y lo peor es que la ley ampara esta afirmación. Según el Acta General de Copyright de Estados Unidos, la propiedad de una fotografía corresponde a la persona que pulsa el disparador de la cámara (a menos que el fotógrafo trabaje para un cliente, en cuyo caso es propiedad del cliente). En este caso, el que pulsó el botón no fue Slater, sino el mono.
La ley también especifica que solo las personas físicas o jurídicas pueden ser titulares de derechos de copyright. Los animales están excluidos. Slater no puede solicitar la autoría porque no pulsó el botón, y el mono tampoco puede tener autoría, así que la foto pasa a formar parte del dominio público. No es de nadie.
Según la Digital Millennium Copyright Act (DMCA) que entró en vigor en 1998, Slater tiene derecho a que Wikipedia retire la imagen de su servidor. Desgraciadamente, para ejercer ese derecho necesita ser reconocido como el propietario, y eso no es posible según la ley estadounidense, que es la que ampara a Wikimedia Commons.
Slater alude que la foto nunca hubiera sido posible sin su intervención (lo cual es cierto), pero el accidente fue demasiado fortuito. Si el fotógrafo hubiera tenido que editar la imagen en profundidad, quizá tuviera alguna base, pero no en este caso.
Del uso justo al abuso
En la misma ley estadounidense se contempla un concepto denominado uso justo. Se trata de una excepción similar al derecho de cita en otros países que permite reproducir una obra (en este caso la fotografía) bajo ciertas condiciones de sentido común como una reseña en un libro.
El uso justo termina en el momento en el que la práctica puede suponer un perjuicio económico para el autor. Slater nunca ha podido vender la foto del macaco como quería porque, de hecho, está disponible para todo aquél que quiera reproducirla. El fotógrafo se queja de que al menos ha perdido 17.000 dólares derivados de la dichosa foto del mono. Wikipedia puede tener razón según la ley, pero su actuación no es para nada justa.
El problema aquí no es el copyright como tal, sino su incorporación al cuerpo legal, que suele ser lenta, parcial y muy desafortunada. Las leyes de propiedad intelectual suelen ser aditivas. A medida que surgen nuevos soportes, casos y prácticas las van añadiendo. Esa manera de funcionar nunca podrá ser justa porque siempre se dejará casos en el tintero.
Por otra parte, los conocimientos de los legisladores en materia de arte y nuevas tecnologías, soportes o medios de transmisión suelen ser equivalentes a los de los macacos negros crestados. A resultas de ello, es muy complicado aplicar copyright en algunos casos de arte conceptual. ¿Qué ocurre si en la creación de la obra intervienen animales puestos ahí por el autor como parte de su creación? Muchas leyes no suelen tener respuesta.
Es evidente que el autor de una obra intelectual tiene todo el derecho del mundo a cobrar por su trabajo y vivir de ello, pero en el caso de la propiedad intelectual, menos también es más. Cada nueva página en el interminable tomo de la ley solo sirve para atar más de pies y manos a la ciudadanía, y no para incentivar el trabajo de los artistas, que es de lo que se trata. El caso del macaco fotógrafo es la última demostración de esta secular incapacidad.
Foto: Selfie de un macaco negro crestado anónimo. Edición: David Slater. vía Wikipedia, bajo licencia Creative Commons.
***
Psst! también puedes seguirnos en Twitter, Facebook o Google+ :)