Los autores de Juego de Tronos, la serie de televisión, continúan buscando nuevas formas de hacernos enfadar, nuevas formas de perturbar al espectador y de asquearlo. ¿Es esto necesario? La última escena del sexto capítulo de la quinta temporada fue muy depravada, y nos hacen cuestionar hacia dónde quieren ir los autores con esto.
A continuación comentamos los acontecimientos en el último episodio de Juego de Tronos, por lo que recomendamos estar al día con la serie para evitar spoilers.
Antes que nada, lo entiendo. Sansa Stark ya no es una niña. Hemos pasado cuatro temporadas viéndola pasar de ser una niña de papá y mamá, educada, correcta y con mucha gracia y belleza, a ser una mujer formada de la forma más oscura por los acontecimientos de los últimos años que ha pasado, entre la muerte de toda su familia (o al menos eso cree ella) hasta esa terrible experiencia de ser sometida por Joffrey Baratheon.
Pero esa escena, esa terrible escena, en la que fue violada de manera despiadada por el enfermizo Ramsay Bolton (antes Ramsay Snow, es decir, el bastardo que ya no es bastardo, porque aparentemente eso se puede hacer en Westeros), fue demasiado. No por la escena como tal, sino por lo que supone en un historial de sucesos cada vez peores, cada vez más enfermizos y depravados que parecieran desarrollarse solo por el simple hecho de impactar al espectador, no por el bien de la historia. Esto, a mi parecer, hace más mal que bien a una serie que es brillante, tanto como adaptación de novela como en su propio guión.
No me malinterpreten, por favor. Todo lo relacionado a una violación, incluso en una historia ficticia, es un tema muy serio que no debe tomarse a la ligera. Pero mi punto es que los autores parecieran simplemente querer superarse en qué tan depravados pueden ser, qué tan vil se puede tornar la historia, solo por el hecho de llamar más la atención, causar más polémica, ¿y traer más espectadores? Se que es una acusación fuerte, pero tomemos en cuenta que las dos de las escenas más polémicas y quizás más depravadas de las últimas temporadas son dos violaciones: la de Ramsay a Sansa y la de Jaime a Cersei en el funeral de Joffrey.
Y ninguna de estas ocurre en los libros.
La violación de Sansa tiene su significado, de cierta forma. Tiene su razón de ser. En su noche de bodas, ella descubre de la peor forma posible qué tan enfermo es Ramsay, qué tan enfermo y sádico, malvado y despiadado es el heredero de los Bolton, su esposo, que hace que Jeffrey parezca un niñito en comparación. Además, nos deja claro que Sansa ya es una mujer, no es esa niña llorona que se la pasó lamentándose durante las primeras tres temporadas. Y también significa que, de nuevo, es una prisionera, y esta vez en su propio hogar, Winterfell.
Pero demostrar todo esto en una violación en la que Theon, su amigo de infancia (que ella cree mató a sus hermanos menores) es obligado a mirar, lo convierte en algo extremadamente distorsionado y, aparentemente, imagino que el próximo reto que los autores se preguntarán en una mesa de escritura para la sexta temporada: ¿ok, luego de lo de Sansa, qué es lo próximo que podemos hacer que sea aún más depravado? vamos, ¿ideas? ¿le hacemos algo a Arya? ¿qué toca? ¿qué es aún más enfermizo?
No quiero saber la respuesta.
La escena cumplió su cometido, nos asqueó, nos demostró que esta serie puede superarse cada vez más en términos de ser oscura y depravada (y eso que no ha llegado el episodio 9, en el que suelen pasar las peores cosas), pero quizás, quizás, haber puesto a Ramsay a “sencillamente” darle un par de cachetadas a Sansa en su noche de bodas habría demostrado y significado lo mismo que mencioné hace algunas líneas, sin llegar a tal exceso.
Finalmente, comentar que se que Sophie Turner (la actriz encargada de dar vida a Sansa Stark) defendió la escena en una entrevista asegurando que le parecía “genial cómo tornaba la historia”. Pero eso no quiere decir que todos tengamos que aceptarla y defenderla también.
Y, por otro lado, ¿qué se supone espera lograr Meñique de todo este enredo que está causando? No dejo de preguntármelo.
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