Tanto el camión a diésel como el camión eléctrico cuentan con un peso total (incluyendo su carga) de casi 16 toneladas. El camión de diésel, aunque puede producir prácticamente el mismo torque y velocidad que el eléctrico, tiene una rapidez de aceleración inferior debido a la manera en la que funciona su motor y su transmisión (estos camiones tienen hasta más de 18 velocidades diferentes en la caja de cambios o velocidades).

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De esta forma en el futuro, una vez que los camiones eléctricos circulen nuestras ciudades, los otros conductores no solo tendremos que acostumbrarnos a sus grandes dimensiones, sino también a su nueva forma de acelerar, lo que cambiará drásticamente la forma en la que se desplazan por las autopistas.

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En cuanto a los coches eléctricos, sucede lo mismo: su aceleración puede ser increíblemente rápida, como es el caso del Tesla Model S y su capacidad de desplazarse de 0 a 100 kilómetros por hora en pocos segundos. No obstante, los coches a gasolina, gracias a sus dimensiones, están capacitados para igualar y superar a los coches eléctricos en cuanto a su rapidez. [vía Jalopnik]


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