Esta tecnología fue introducida con el Rolls-Royce Phantom en 2003. Por un lado dificulta la tarea a los ladrones, y por otro evita que la estatuilla le reviente el cráneo a alguien en caso de accidente. Por supuesto, hay un botón en el interior del vehículo con el que el dueño del coche puede activar manualmente el mecanismo. Bueno, el dueño del coche no... su chófer. [Likecool]

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