
Imagina una zona cuadrada de 100 metros de lado. Es lo que vulgarmente conocemos como una hectárea. Pues bien, en algunas regiones áridas de Australia hay 600 nidos de escorpión por hectárea. Son demasiados, y los científicos creen saber por qué de repente hay tantos.
El dato proviene de un censo de escorpiones realizado por la ecóloga Heloise Gibb. Ella y su equipo en la Universidad La Trobe en Nueva Gales del Sur han recorrido el campo de noche equipados con linternas ultravioleta. Se da la circunstancia de que los escorpiones brillan intensamente bajo la luz ultravioleta y usar ese tipo de luz (y gafas protectoras para los ojos) es la manera más efectiva de divisar a estos artrópodos en la oscuridad. Cuando daban con uno, lo sujetaban con unas pinzas largas por la cola para medirlo y censarlo. Hay 29 especies de escorpiones en Australia. Las más grandes pueden medir hasta 12cm de longitud y todos están equipados con un aguijón venenoso cuya picadura es muy dolorosa para los seres humanos, pero no mortal.
El caso es que el censo de Gibb y su equipo se saldó con el hallazgo de 600 madrigueras por hectárea en las zonas de campo árido australiano. ¿Son demasiados escorpiones? ¿Demasiado pocos? Ante la sospecha de que la población era demasiado elevada, los investigadores decidieron hacer un censo en las reservas naturales australianas de Scotia Wildlife Sanctuary y Arid Recovery, ambas al sur del país. En total Gibbs y su equipo se han pasado cinco años censando y estudiando las poblaciones de escorpiones en el sur de Australia y Nueva Gales del Sur.
Sus conclusiones acaban de publicarse en la revista Ecology y son muy interesantes. Resulta que en las reservas naturales la densidad de población de escorpiones es mucho menor. La razón es que en estos espacios viven Bilbies y Betongs, dos pequeñas especies de mamíferos marsupiales emparentadas con los conejos o los jerbos y que se alimentan precisamente de insectos y pequeños artrópodos o larvas, entre ellos escorpiones. Los Bilbies y los Betongs han huido de las regiones que frecuentan los seres humanos, lo que se ha traducido en una explosión demográfica de los escorpiones.

Curiosamente, ni siquiera es necesario que los Bilbies y Betongs devoren escorpiones para reducir su población. Los investigadores han descubierto que la sola presencia de estos encantadores animalitos provoca un descenso en la población de escorpiones. Tanto los Bilbies como los Betongs son excelentes cavadores y gustan de excavar extensas madrigueras por todo el terreno. Bigg y su equipo creen que esta actividad incrementa los niveles de estrés en los escorpiones y dificuta su acceso a la comida, lo que también se traduce en un descenso de su población. Los científicos hasta imitaron la actividad cavadora de los Bilbies en zonas en las que no hay animales de esta especie y constataron una reducción en el número de nidos.
La llegada de los colonos europeos a Australia hace 230 años se ha traducido en la extinción de 29 especies de mamíferos. Actualmente el 21% de las especies se encuentra amenazada por la actividad humana. Bigg cree que la reintroducción de estos pequeños mamíferos es crucial para el control de especies que son necesarias en el ecosistema, pero no en cantidades tan grandes. Sin entrar en cuestiones de ecología, más de uno preferirá adorables conejitos marsupiales a bicharracos venenosos. [Ecology vía Science Alert]