
La Agencia Espacial Europea ha detallado su plan para construir una red de satélites lunares que ayudará a consolidar la presencia humana en la Luna. El proyecto, denominado Moonlight, contribuirá a hacer de la Luna una plataforma de lanzamiento para misiones más profundas de exploración espacial.
La iniciativa Moonlight también actuará como un asistente de navegación, ayudando a las naves a aterrizar en la Luna con una mayor precisión para así volver esta tarea casi rutinaria. Hace tiempo, la Luna solo estaba conectada a la Tierra debido a la atracción gravitacional de nuestro planeta. Pero con una sólida red de satélites, los mensajes podrán viajar de forma instantánea desde nuestra superficie a ese pequeño punto blanco que vemos en el cielo.
“Este proyecto permitirá una eficiente exploración ficiente de la Luna mediante la creación de una red de navegación y telecomunicaciones fiable y eficiente a través de una constelación de satélites lunares”, explicaba Elodie Viau, directora del ala de Telecomunicaciones y Aplicaciones Integradas de la ESA, en una conferencia de prensa. “Pero eso solo será el comienzo... nos ayudará a allanar el camino hacia nuestras misiones a Marte y más allá”.

Con esta conferencia de prensa comenzó el inicio de un período de estudio para el proyecto que durará de 12 a 18 meses. En este periodo la ESA hablará con empresas del sector privado para comprender con más exactitud cómo podría crearse una red de comunicaciones de este tipo en la Luna. La propuesta surgió durante las etapas incipientes de un auge de la exploración espacial. La misión Artemis de la NASA planea llevar a los humanos de vuelta a la Luna en 2024, y SpaceX se llevó el contrato para construir el módulo de aterrizaje lunar. China lanzó recientemente el primer módulo de su estación espacial, una hazaña que quedó ligeramente eclipsada por los temores posteriores a que su cohete cayese sin control a la Tierra.
El plan de la ESA es una proyecto serio que podría servir de nexo interplanetario; “La exploración sistemática de nuestro octavo continente: la Luna”, decía David Parker, director de exploración humana y robótica de la ESA. “La Luna es un almacén de 4500 millones de años de historia del sistema solar, pero apenas hemos comenzado a desvelar sus secretos”.

La también ESA enumeró algunos de los beneficios que proporcionaría un programa de este tipo, como por ejemplo, que las misiones pudiesen aterrizar en cualquier lugar de la Luna, que los radioastrónomos puedan instalar observatorios en el lado oscuro de la Luna, que los rovers puedan moverse más rápido por su superficie, que se puedan controlar de forma remota vehículos lunares y, quizás lo más importante de todo, que podamos colocar instrumentos científicos de forma permanente en la Luna y su órbita, ahorrando mucho espacio y coste en futuras misiones.
La ESA ha seleccionado ya un par de compañías de satélites para la construcción de la red, entre las que se encuentra Surrey Satellite Technology, que ya había recibido un contrato para trabajar en la misión Lunar Pathfinder de la ESA. Después de este periodo de estudio de 12 a 18 meses (en el que se considere la viabilidad del proyecto), el objetivo es presentar el plan al Consejo de Ministros de la ESA para su implementación en 2022, y tener los primeros satélites operativos a finales de la década de 2020.