En 1974, el mítico especialista Evel Knievel trató de cruzar el barranco del río Snake, en Idaho, a bordo de un vehículo muy particular: un cohete monoplaza impulsado a vapor. Un fallo en el paracaídas truncó el salto y Knievel acabó, magullado pero vivo, en el fondo del barranco. Otro especialista acaba de completar la hazaña que Knievel no pudo.
Este segundo loco de la velocidad y las pruebas imposibles se llama Eddie Braun. El pasado viernes 16 de septiembre, este especialista de cine se metió en el Evel Spirit, una réplica exacta del cohete de vapor con el que Knievel intentó cruzar el barranco (debajo). La réplica, de hecho, ha sido construida por Scott Truax, el hijo del ingeniero que diseñó el cohete original, siguiendo los planos de su padre.
El artefacto salió propulsado a 644 kilómetros por hora desde una rampa de casi 10 pisos de altura. Tras describir una parábola de 610 metros de altura, el paracaídas se abrió correctamente y Braun alcanzó sano y salvo la otra orilla del barranco, aún sentado en el cohete.
En la prueba original, un fallo en el paracaídas de Knievel hizo que se abriera antes de tiempo, haciéndolo descender a mitad de vuelo. El único cambio que introdujo Truax, de hecho, es el mecanismo del paracaídas
Desde aquel 8 de septiembre de 1974 nadie había logrado hacer realidad el salto. Braun lo ha logrado poniendo el dinero (millón y medio de dólares) de su propio bolsillo porque ninguna marca quiso patrocinar la prueba por considerarla demasiado peligrosa. Es más que probable que el salto termine en el libro Guinness de los récords. A continuación, dos vídeos del salto.[vía Popular Mechanics]