Hay una norma no escrita sobre las hogueras de campamento y es que no importa lo mucho que te esfuerces, tú y tu ropa acabaréis oliendo a hollín. Sin embargo, hay veces en las que parece que el viento te odia y decide echarte el humo a la cara sin importar dónde te pongas. Pues es cierto.
Lo de que el humo te persiga en la hoguera no es una cuestión de que te hayan echado una maldición o alguien ahí arriba te odie de verdad. Resulta que es ciencia, y está magistralmente explicada en este vídeo de SciShow.
Lo que ocurre es que las hogueras generan un flujo de aire por convección. El aire calentado por el fuego se eleva y se aleja, haciendo a su vez que más aire entre desde abajo formando un flujo circular. Hasta aquí todo bien, pero cuando te pones junto a la hoguera, generas un obstáculo para el correcto flujo del aire que genera un vacío.
El aire que debería fluir hacia la hoguera desde detrás tuyo no llega correctamente, lo que hace que el aire que sí llega correctamente desde la dirección opuesta, al otro lado de la hoguera, pase por encima de esta, echándote el humo en la cara. Cuanto más grande el obstáculo, más se interrumpe el flujo del aire. En otras palabras, que cuanto más te arrebujes junto a tu interés romántico, más humo os echará la hoguera en la cara.
La solución a esto es evidente. Si estáis varias personas alrededor de una hoguera, haced honor a la locución proposicional y procurad espaciaros a intervalos regulares alrededor de la hoguera para que el aire fluya por igual desde todas las direcciones y genere un embudo de aire que eche el humo hacia arriba. Ahora ya solo falta que en SciShow expliquen cuál es el principio de la física que hace que no importa en qué lugar de la terraza te sientes. El humo del cigarro del cliente de al lado siempre irá hacia tu cara.