
Es algo que hemos oído muchas veces de pequeños. No bebas tantos refrescos con gas, que se comen el esmalte de tus dientes. Algunos abuelos hasta juegan la carta de que las bebidas con gas producen piedras en el riñón. Tras la sabiduría popular hay algo de verdad, pero el culpable no es el C02, sino el H3P04.
H3PO4 es la fórmula del ácido fosfórico, un compuesto inodoro e incoloro que se usa ampliamente en diferentes industrias, entre ellas la alimentaria, donde a menudo lo vemos por su denominación oficial en el código numérico internacional de aditivos alimentarios: E-338. En este interesante vídeo de SciShow se nos presentan las diferencias entre el ácido carbónico que resulta del C02 de las bebidas y el ácido fosfórico que se usa como aditivo.
El ácido fosfórico se utiliza en numerosos refrescos, pero es especialmente característico de los de cola, donde sirve para equilibrar la excesiva dulzura del azúcar y también para evitar la proliferación de bacterias y mohos. El matiz es que el ácido fosfórico también se utiliza en la consulta del dentista. Concretamente se usa para desmineralizar la superficie del diente para que los adhesivos de restauración peguen mejor sobre su superficie. Sí, es dañino para el esmalte de los dientes.
El fósforo es uno de los elementos indispensables para la vida y está presente en abundancia en multitud de alimentos como el marisco. La cuestión es que nuestro organismo no absorbe todo el fósforo de las gambas porque se trata de fósforo orgánico. Sin embargo, sí que absorbe el 100% del fósforo inorgánico que llevan algunas bebidas carbónicas, y eso puede acarrear acumulación de calcio y, efectivamente, piedras en el riñón. El ácido carbónico que genera el CO2 de la bebida es unas cien veces menos fuerte.
Por supuesto no pasa nada por tomarse un refresco con ácido fosfórico de vez en cuando. El problema es si lo consumimos a todas horas. La alternativa es beber agua con gas, pero no es lo mismo. Elk caso es que nuestros abuelos siempre tienen algo de razón. [SciShow]