
Científicos australianos pensaron que habían desarrollado un nuevo e innovador dispositivo de rastreo para monitorizar a las urracas, pero estas astutas aves tenían otros planes.
Una nueva investigación publicada en Australian Field Ornithology describe un experimento que no salió según lo planeado. Colocaron a un pequeño grupo de urracas australianas (Cracticus tibicen) dispositivos de rastreo similares a arneses, pero estas decidieron unilateralmente no participar en el estudio. Los científicos observaron cómo los pájaros se ayudaban entre sí para quitarse los dispositivos, según dicen, una señal potencial de altruismo y una fuerte evidencia de resolución de problemas entre estas criaturas altamente sociales e inteligentes.
Los científicos se refieren a esto como “comportamiento de rescate”, y sucede cuando un ayudante intenta liberar a otro especimen en peligro “sin un beneficio directo obvio para el que rescata”, según escriben los autores en su estudio. Este tipo de comportamiento es común en las hormigas, pero también se ha documentado en las currucas de Seychelles, que se sabe que se liberan entre sí de las pegajosas semillas de Pisonia grandis. En este caso, es “posible que lo que hemos observado sea el primer caso documentado de comportamiento de rescate en urracas australianas”, dice el estudio.
El propósito del experimento era aprender más sobre los movimientos y la dinámica social de las urracas, como la distancia que recorren cada día y cómo su comportamiento social se ve influenciado por el sexo, la edad y el rango. Pero el estudio tenía un segundo propósito, que era probar el dispositivo de rastreo recientemente desarrollado y aún no probado. “Pero las aves nos superaron”, explicó Dominique Potvin, ornitólogo de la Universidad de Sunshine Coast en Queensland, Australia, en un artículo publicado en The Conversation.
La mayoría de los rastreadores son demasiado grandes para caber en aves pequeñas y medianas, y los rastreadores pequeños tienden a estar limitados en lo que respecta al almacenamiento de datos, la duración de la batería y la reutilización. El nuevo rastreador, que pesa menos de 1 gramo, fue diseñado para superar estos problemas. Conectado a un arnés similar a una mochila, el dispositivo puede recargarse de forma inalámbrica, transmitir datos de forma inalámbrica y desconectarse con el uso de un imán (lo que significa que las aves no tendrían que volver a atraparse al final del experimento). El equipo estaba “entusiasmado con el diseño, ya que abrió muchas posibilidades y permitió recopilar una gran cantidad de datos”, escribió Potvin.

Para el estudio piloto, el equipo entrenó a un grupo local de urracas para que frecuentaran un comedero al aire libre. Cinco de estas aves estaban equipadas con el dispositivo. El diseño estaba destinado a ser duradero, salvo por un punto débil en el que el imán necesitaba funcionar. El arnés no se podía quitar fácilmente, ya que requería un imán “o unas tijeras realmente buenas”, explicó Potvin.
Las cosas comenzaron a desmoronarse casi de inmediato. A los 10 minutos de colocar el quinto y último rastreador, una hembra adulta sin rastreador estaba ocupada tratando de quitarle el arnés a un ave más joven, y finalmente lo logró. Este patrón se repitió en las horas siguientes, y al tercer día se había eliminado el último rastreador de un macho dominante. Los científicos no están seguros de si la misma urraca quitó todos los arneses o si otras colaboraron para ayudar, pero dijeron que es una posible señal de comportamiento de rescate. Potvin mencionó un buen punto, añadiendo que las aves “necesitaban ayudar voluntariamente a otras y aceptar ayuda”.
El comportamiento es consistente con la resolución de problemas cognitivos complejos, como escribieron los científicos en su estudio:
No está claro si las Urracas probaron diferentes partes del arnés antes de poder romperlo en el punto más débil, o si simplemente perseveraron hasta que el arnés se rompió. Si es lo primero, esto puede demostrar flexibilidad cognitiva y aprendizaje con resolución colaborativa de problemas. Sin más pruebas específicas, sin embargo, es difícil establecer si las urracas trabajaron en un punto débil del arnés o si los intentos de extracción fueron algo aleatorios o sistemáticos. Sin embargo, se justifica una mayor investigación sobre la resolución cognitiva de problemas en urracas, especialmente en el contexto de ayudar a otros miembros del grupo para comprender mejor el comportamiento colaborativo. Además, sugerimos que los intentos de rastrear animales con altas habilidades cognitivas y/o cooperativas deban tener en cuenta los posibles esfuerzos de colaboración para eliminar los dispositivos.
A menudo se observa una gran inteligencia y habilidades para resolver problemas entre las especies sociales. La cooperación en estos contextos es buena, ya que aumenta las posibilidades de supervivencia de un individuo dentro del grupo, y los grupos funcionan mejor cuando los individuos son fuertes y saludables. Para las urracas, que viven en grupos de hasta una docena de miembros, estos rasgos cognitivos les permiten defender colectivamente el territorio y criar crías en comunidad . Es probable que el dispositivo de seguimiento se percibiera como un parásito que debía eliminarse, algo que los investigadores no habían considerado para el proyecto.
Pero así es como funciona la ciencia a veces. El equipo no obtuvo los datos que quería, pero su experimento arrojó resultados interesantes. El nuevo documento también demuestra la necesidad de pequeños estudios piloto, porque no siempre se obtiene lo que se espera.