
Casi dos años después del estreno de la segunda temporada, Stranger Things 3 por fin llega a Netflix esta semana. La hemos visto, la hemos disfrutado y hablaremos en más detalle sobre lo que ha pasado después de que todos hayan tenido oportunidad de verla. Hasta entonces, creíamos que estarían interesados en nuestros pensamientos generales (sin spoilers, por supuesto) sobre esta última temporada.
Esta es nuestra principal conclusión: tras cada episodio de Stranger Things, estarás saltándote los créditos para empezar el siguiente. Por lo tanto, en ese aspecto, está claro que la nueva temporada funciona. Los responsables de la serie le dan historias más densas a casi todos los personajes. También hay más acción que en temporadas anteriores. Es graciosa, asquerosa, tierna y divertida. Además, cuando llegues al final ocurren cosas tan grandes y emocionantes que es poco probable que te acuerdes de los pequeños problemas de la temporada.
Uno de esos problemas, y fue el mismo problema que tenía la temporada dos, es que los creadores, los hermanos Duffer, no han creado una serie de ocho capítulos. Han hecho una película de ocho horas. Una que probablemente pudo haber durado seis horas. La serie está diseñada para ser consumida en un solo día porque cuenta una sola historia con un crescendo. Todo conduce al episodio final.
En una serie de televisión normal, las tramas se resolverían y otras empezarían a lo largo de la temporada. Sería más bien una maratón en vez de un sprint. Pero las cosas no ocurren así en Stranger Things. En esta serie las cosas empiezan lentamente, terminan rápido, y no se resuelven los misterios hasta el capítulo ocho.
Como resultado, hay episodios enteros (y muchos momentos en otros capítulos) en los que sientes que la serie ha pulsado el botón de pausa. Claro, están pasando cosas, y hasta es posible que esas cosas estén avanzado el trama o desarrollando los personajes, pero no tienen prisa. Todo conduce hacia el final. Por lo tanto, es común ver una batalla superflua o una acotación graciosa, aunque esto hace que la historia vaya más lenta.

Lo genial de la estructura de esta temporada, sin embargo, es que vemos a los personajes formar pequeños grupos para resolver lo que creen que son misterios aislados. No saben que todas sus historias son diferentes aspectos del mismo misterio. Por lo tanto, el público se entera lo que está pasando mucho antes que los personajes, y ver a los personajes llegar a las mismas conclusiones crea buen drama. Además, tener a todos intentando resolver el misterio desde diferentes puntos de vista le da más misterio a la serie y deja lugar para momentos más profundos entre los personajes.
De nuevo, sin dar demasiados detalles, la relación entre Mike (Finn Wolfhard) y Once (Millie Bobby Brown) que comenzó al final de la segunda temporada tiene un gran papel. Pasa lo mismo con las relación entre Lucas (Caleb McLaughlin) y Max (Sadie Sink) y también con la amistad entre Dustin (Gaten Matarazzo) y Steve (Joe Keery). No nos olvidemos de la conexión que tiene Will (Noah Schnapp) con el Monstruo sombra, o Mind Flayer, que es lo más importante de esta historia.

Hopper (David Harbour) y Joyce (Winona Ryder) tienen mucho que hacer. La hermana de Lucas, Erika (Priah Ferguson), y el hermano de Max, Billy (Dacre Montgomery), son muy importantes en esta temporada, y es posible que se conviertan en favoritos debido a sus nuevas responsabilidades narrativas. También veremos a algunos personajes nuevos — como Robin (Maya Hawke), la compañera de trabajo de Steve y el malvado alcalde Kline (Cary Elwes) — que añaden detalles nuevos y específicos a la serie.
Las relaciones son mucho más complejas y maduras en esta temporada. Once, Max, Mike, Will, Lucas y Dustin tienen que enfrentarse al romance y a la sexualidad. Hopper y Joyce están más preocupados y sensibles dado lo que le ha pasado a sus hijos en el pasado. Básicamente, todos están creciendo y dejando atrás las cosas que pensaron que eran cruciales para su identidad. Ver a todos descubrir un lado nuevo de ellos mismos es muy enriquecedor.
Además de la madurez emocional, Stranger Things 3 también eleva el estándar con respecto al alcance. Todo es masivo durante esta temporada. Por ejemplo, no todo ocurre en Hawkins. Los platos (como el Centro Comercial Starcourt, algo que ha sido promocionado durante meses) son grandes, hermosos y perfectos para una exploración detallada. Hay menos referencias directas a la cultura pop, pero cuando se hacen, se hacen a lo grande. Once consigue aceptar más a sus poderes y no tiene miedo de utilizarlos. Todo lo que ocurre es mucho más importante y serio.

En esta temporada, los personajes se enfrentan al Mind Flayer, un villano que hemos visto en anteriores temporadas, que es físicamente masivo. Es muy interesante ver el desarrollo de este conflicto.
No obstante, la cantidad de acción puede eclipsar la historia. Hay muchos momentos que se pierden en ella. Sientes que son repetitivos o que no avanzan la historia lo suficiente. El nivel de caos a veces desvía la atención de lo mejor de la serie: los personajes. En consecuencia, Stranger Things 3 a veces parece una película de verano grande y sin sentido en comparación con la primera temporada, que parecía una película independiente. Después de dos temporadas exitosas y una larga ausencia, es agradable ver a los creadores ir más allá. Hay consecuencias en esta temporada que te escandalizarán. Tus manos se levantarán, tu boca se abrirá y caerán lágrimas, por varias razones.
Stranger Things 3 tarda un poco en llegar al final, pero ese final no decepciona. La temporada no está sin sus imperfecciones pero es sólida, y esperamos que no tengamos que esperar otros dos años para ver la cuarta temporada. Si pasa eso, ¡es posible que no reconozcamos a los niños! Lo decimos literalmente. Están creciendo muy, muy rápido. De hecho, ¡Will ya es más alto que Joyce!
Vale, les hemos dado un spoiler con ese último detalle. Hablaremos de muchos, muchos más después del 4 de julio, la fecha de estreno de Stranger Things 3 en Netflix.