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Todas las veces que la ciencia te protege de la caca diariamente (la tuya y la del resto)

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Probablemente no eres consciente de lo que puede llegar a afectar al cuerpo la caca de otras personas. Las heces humanas (no las tuyas, por supuesto) pueden producir todo tipo de enfermedades gravísimas como el cólera, la fiebre tifoidea o la polio. Si no te preocupan a diario es gracias a la tecnología y la ciencia.

De esto va precisamente una de las últimas piezas de los chicos de SciShow, quienes pasan a desgranar lo que te protege diariamente de tus heces y las de los demás.

Pensemos en el inodoro, esa pequeña joya de la ingeniería cuyo botón arrastra de forma mágica las heces por una tubería y el alcantarillado o el tanque séptico. En realidad, probablemente el baño es uno de los mejores inventos del hombre, y gran parte de su éxito se debe a un héroe poco conocido: la tubería en forma de S (o de U) para evitar los “atascos”.

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Tanto el inodoro con descarga como dicha tubería fue patentada en 1775 por el relojero escocés Alexander Cumbbing, y si no existiera, tu baño, y probablemente el resto de tu casa, estaría repleta de desagradables aguas residuales con un hedor indescriptible.

En cuanto a las tuberías en forma de S o U, la tecnología funciona de la misma manera. El agua se asienta en la curva de la tubería, y bloquea las repugnantes aguas residuales y los gases que se mueven hacia arriba de la tubería. Cuando “tiras de la cisterna”, se precipita un gran volumen de agua, formándose un empuje en la zona de la U o la S, y creando finalmente un sifón que absorbe la basura de tu inodoro hacia abajo.

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Solo en ese instante, el agua se reemplaza gradualmente mientras la cisterna se rellena. Y todos esos gases malolientes se guardan exactamente donde deben: fuera de las casas.

Otra de las claves anti heces, a menudo pasada por alto, tiene que ver con la tapa del inodoro. No importa si vives solo o acompañado, siempre deberías mantenerla cerrada, y no solo por evitar que caiga algo o por razones estéticas, tiene un importante cometido sanitario.

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Cerrar la tapa antes de tirar de la cadena evita bacterias. Cuando el agua se precipita en la taza del inodoro, existen unas diminutas gotitas de líquido que contienen microbios de nuestra “basura”, microbios que se apagan y comienzan a flotar por el aire.

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El tema es más serio de lo que parece. Un estudio encontró que la bacteria Clostridium difficile, que puede causar diarrea y una severa inflamación del colon, es capaz de quedar suspendida en el aire por hasta 90 minutos. Otros estudios han demostrado que el norovirus, una causa altamente contagiosa de vómitos y diarrea, también pueden terminar flotando en la superficie de tu baño y acabar, por ejemplo, en el cepillo de dientes. El resto te lo puedes imaginar.

Por supuesto, si estás usando un baño público, hay algunos que no tienen tapas. De acuerdo con algunos fabricantes de inodoros, esto se debe a que la gente no quiere tocarlos y es una parte extra que limpiar. Además, alegan que la tapa bloquea los sofisticados inodoros que tiran de la cadena solos a través de sensores.

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En cualquier caso, el asiento es probablemente la menor de tus preocupaciones. Los baños públicos se limpian con frecuencia (normalmente), y la piel de tu trasero es una barrera para los microbios. Sin embargo, el mayor riesgo en los aseos públicos se encuentra en tener microbios en las manos. ¿Consejo? Muy sencillo, jamás salir de ellos sin lavarte las manos.

¿Y qué ocurre cuando estás en lugares públicos y no hay un baño alrededor? En ocasiones puedes encontrar un baño “portátil”, el que se ve frecuentemente en festivales al aire libre. Estos baños son básicamente armarios de plástico llenos de caca, aunque diseñados para que no tengas que pensar mucho en ello.

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Los aseos portátiles tienen una sustancia azul en el tanque. Entre otras cosas, ese líquido contiene biocida, sustancias químicas sintéticas (a veces de origen natural o microorganismos) que no huelen mal y que sirven para matar a los microbios en las heces que crean el mal olor.

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Además, estas sustancias azuladas también tienen una cierta fragancia para enmascarar olores, junto a un surfactante para hacer que todo se mezcle en conjunto. Por cierto, es azul por cuestiones de estética. Ayuda a ocultar los desechos en el tanque para difuminar los restos de la caca de los demás. La sustancia también sirve como indicador de cuándo se necesita vaciar el tanque. Cuando hay demasiado desperdicio, el fluido azul se vuelve verde, así que si entras y lo ves verde, huye.

Por último están los aviones. Hasta mediados de la década de 1980, la mayoría de los aviones usaban un mecanismo de descarga que empujaba el fluido azul en el cuenco y luego tiraba las heces en un tanque de retención. Si embargo, este sistema tenía algunos inconvenientes importantes.

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En primer lugar, para dar cabida a toda esta cantidad de “materia”, los aviones tenían que llevar cientos de litros de solución azul, agregando demasiado peso y reduciendo la eficiencia del combustible. En segundo, estos sistemas tenían la costumbre de filtrarse, por lo que ocurría el temible “blue ice”, en esencia, fugas: caca, pis y la mezcla química para inodoros que se filtran al exterior. La temperatura del aire fuera del avión congela esta “masa” en pedazos.

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De hecho, solo en Estados Unidos se han producido hasta 27 incidentes documentados de impactos de “blue ice” entre 1979 y 2003. Estos incidentes suelen ocurrir bajo las pistas de aterrizaje de los aeropuertos, ya que la masa se calienta lo suficiente como para desprenderse del avión durante su descenso.

Afortunadamente, la mayoría de los aviones (no todos) hoy usan un sistema de fluido llamado inodoro al vacío: cuando tiras “de la cadena” en un avión, una bomba genera succión para extraer los desechos en el tanque de retención.

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Además, una capa antiadherente especial en la taza se asegura de que haya una salida relativamente limpia. Por cierto esto ha permitido que los aviones tengan combustible más eficiente (y que vivir cerca de un aeropuerto sea algo menos terrorífico). [SciShow]