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La cabaña donde vivía estaba ubicada a unos 30 kilómetros del pueblo más cercano. A mediados del mes de diciembre sufrió el incendio que acabó con el único medio que tenía para combatir las gélidas temperaturas, fuego que también acabó con la vida de su perro Phil.

El hombre, de 30 años de edad, ha explicado que lo primero que hizo fue cavar una pequeña cueva de nieve, y posteriormente un refugio improvisado. Para combatir el frío contaba con unos pocos sacos de dormir y abrigos. Para comer ha sobrevivido con latas de comida que pudo salvar del fuego. Según ha detallado:

El gran error que cometí fue apresurarme y poner un cartón en la estufa para encender el fuego. Esto lanzó una chispa a través de la chimenea que aterrizó en el techo.

Afortunadamente para él, se despertó en medio de la noche con el sonido del plástico derretido goteando. Entonces salió corriendo a temperaturas de menos de 26 grados bajo cero para encontrarse la cabaña en llamas:

Al principio pensaba que mi labrador de seis años había escapado con seguridad, pero luego empezó a aullar. Estaba dentro. No tengo palabras para la pena. Solo grité, sentí que me arrancaba los pulmones.

Steele también ha descrito cómo una caja llena de municiones y un tanque de propano explotaron en el fuego mientras intentaba salvar la cabaña arrojándole nieve hasta el amanecer. “Mi teléfono fallaba, las botas de nieve se perdieron en las llamas, así que solo me quedaba trazar un plan y esperar”.

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El hombre cuenta que se encontraba en buena condición física, y que incluso intento salir del área, pero la intensa nieve y la zona boscosa lo derrotaron y dejaron sin fuerzas al poco tiempo de intentarlo. Si sus cálculos no le fallan, podría haber sobrevivido 30 días según el plan de racionamiento de latas con el que contaba.

Tyson Steele había decidido desde el mes de septiembre vivir solo en la cabaña, originalmente construida por un veterano de la guerra de Vietnam, en el valle de Susitna. Sin mapas ni adiestramiento, el hombre sobrevivió tres semanas hasta que dieron con su ubicación gracias a las letras SOS que pudo excavar en un claro entre árboles.

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Ahora se recupera en casa de sus padres en Salt Lake City, “no es mi casa, pero tienen un perro y es mi familia, así que espero que me sirva de terapia”. [The New York Times, Washington Post]