William Gadoury es un apasionado de la civilización Maya. A sus 15 años, este joven canadiense asegura haber descubierto las ruinas de una ciudad maya perdida en la selva. Sus únicas herramientas para ello han sido cartas astronómicas y las imágenes de satélite de Google Earth.
Después de leer toda la información disponible sobre los mayas, Gadoury comenzó a preguntarse por qué algunas de las ciudades de esta antigua civilización se erigían en enclaves aparentemente poco ideales (lejos de ríos o masas de agua). La respuesta le llegó después de analizar las imágenes de un códice maya que muestra 22 constelaciones conocidas por aquellos antiguos astrónomos.
Superponiendo las constelaciones a los mapas de Google Earth, Gadoury descubrió que la localización de las 117 ciudades conocidas del imperio maya se corresponden exactamente con la posición relativa de las estrellas en esas constelaciones.
Examinando más a fondo los datos, descubrió que a una de las constelaciones del códice le faltaba una ciudad. Investigando las imágenes de satélite de Googoe Earth en esa zona concreta, el joven investigador descubrió una serie de marcas que parecen indicar estructuras artificiales bajo la densa vegetación de la selva. Nadie había reparado en ellas antes por lo aislado de su ubicación y la gran cantidad de masa forestal que la cubre.
Gadoury compartió su descubrimiento con científicos de la Agencia Espacial Canadiense de la que provienen muchas de las imágenes de satélite de Google Earth. El Dr. Armand LaRocque, especialista en teledetección de la Universidad de New Brunswick, ha confirmado que las imágenes de satélite muestran marcas con formas geométricas que no concuerdan con ninguna formación natural. Entre esas formaciones parece haber un conjunto de calles de entre 80 y 120 kilómetros cuadrados, 30 estructuras de gran tamaño y una pirámide de 86 metros.
De confirmarse el descubrimiento, sería la cuarta ciudad más grande del imperio maya. William Gadoury ya la ha bautizado en el idioma de esa antigua civilización: Se llamará K’aak Chi (Boca de fuego). Su descubrimiento se publicará en una revista científica. [Journal de Montreal vía Independent]
Actualización (11 de mayo): El descubrimiento de Gadory ha disparado una ola de comentarios escépticos por parte de varios expertos. Thomas Garrison, antropólogo de USC Dornsife y experto en el escaneo de áreas remotas ha explicado a Gizmodo:
Aplaudo el esfuerzo de Gadory. Es muy emocionante ver tanto interés en la cultura mayaI y en la ciencia de la detección remota en alguien tan joven. sin embargo, los estudios sobre el terreno es clave en este tipo de investigaciones. En otras palabras, debes poder confirmar que lo que ves en una imagen de satélite es una construcción u otra cosa.
En este caso concreto, la naturaleza de la formación rectilínea y la vegetación secundaria que crece sobre ella son claros signos de que se trata de una antigua milpa. Me atrevería a decir que de unos 10 o 15 años de antigüedad. Esto es algo que solo puede saber alguien que haya pasado mucho tiempo en tierras del antiguo imperio maya. Con todo, espero que este joven estudiante considere seguir su pasión en al universidad para que su próximo descubrimiento (y seguro que lo habrá) tenga pleno significado.
Las milpas son campos de cultivo en los que se siembra maíz, frijoles y calabaza siguiendo una rotación regular. En otras palabras, según Garrison, lo que ha descubierto el joven canadiense es un maizal abandonado. Para probar su aseveración, el científico ha remitido una imagen de una milpa más reciente en Guatemala.
De igual manera se pronuncian otros investigadores como Ivan Šprajc, del Instituto de Estudios Antropológicos y Espaciales de Eslovenia. Šprajc explica que es altamente improbable que los mayas alinearan sus ciudades con su conocimiento sobre constelaciones.
En realidad se han identificado muy pocas constelaciones mayas, y en estos contados casos no estamos seguros de cuántas estrellas tiene cada constelación. Por tanto, es imposible comprobar si hay alguna correspondencia entre estas estrellas y la posición de las ciudades. En general, y desde que se han descubierto algunos factores que inciden en la localización de los asentamientos mayas, la idea de que se correspondan con la posición de las estrellas es altamente improbable.