
La segunda etapa de un cohete Falcon 9 que despegó en febrero de 2015 impactará en la superficie de la Luna el próximo 4 de marzo, según los cálculos de astrónomos reconocidos como Bill Gray y Jonathan McDowell.
El objeto de cuatro toneladas, denominado 2015-007B, quedó dando vueltas entre la Tierra y la Luna después de lanzar con éxito el observatorio DSCOVR de NOAA, que opera desde el punto L1 de Lagrange, a más de un millón de kilómetros de nuestro planeta.
DSCOVR fue la primera misión “interplanetaria” de SpaceX. Para hacer una inserción exitosa del satélite, la segunda etapa del cohete Falcon 9 tuvo que llegar muy alto, quedándose sin combustible para regresar a la atmósfera de la Tierra y sin energía cinética para escapar del sistema Tierra-Luna.
Como resultado, los restos del cohete han estado siguiendo una trayectoria errática que, según los astrónomos, resultará en un impacto en la Luna, probablemente el próximo 4 de marzo a las 12:25 UTC. Los astrónomos no pueden estar seguros porque una multitud de variables, como la presión que ejerce la luz solar sobre el vehículo, podría producir alteraciones en su órbita.
Esta será la primera vez que un objeto artificial golpee la superficie de la Luna de manera no intencionada. Ha habido alunizajes suaves y alunizajes duros en la historia de la exploración espacial, pero las etapas superiores de los cohetes normalmente se desintegran en la atmósfera terrestre o son lanzadas a una órbita heliocéntrica que las mantiene alejadas de la Tierra y la Luna.
En una órbita cislunar pueden pasar las tres cosas: que el objeto vuelva a la Tierra, se estrelle contra la Luna o vea su trayectoria perturbada por algún motivo y empiece a dar vueltas alrededor del Sol. Es una órbita inestable.
2015-007B impactaría en la cara oculta de la Luna a una velocidad de 2,58 km/h. Con suerte, las sondas Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA y Chandrayaan-2 de la India podrán capturar imágenes del cráter de impacto desde la órbita lunar. Quizá obtengan datos científicos que complementen la misión LCROSS de 2009, cuando la NASA estrelló un cohete contra la Luna intencionadamente para estudiar los escombros de la explosión.