Con sus 23 kilómetros de altura, el monte Olimpo triplica en elevación a nuestro querido Everest. Es el volcán más grande del sistema solar y la montaña más alta después del cráter Rheasilvia, en el asteroide Vesta. También es el más joven de los grandes volcanes del planeta Marte.
Olympus Mons (su nombre en latín y según la designación oficial de la Unión Astronómica Internacional) se encuentra en el hemisferio occidental del planeta rojo, justo en el borde noroeste de la protuberancia de Tharsis. Aunque no es lo suficientemente grande como para deducirlo al telescopio, los científicos sospechaban que era una montaña desde antes de mandar una sonda a Marte por su característico albedo, que había sido observado por el astrónomo Giovanni Schiaparelli a finales del siglo XIX.
Schiaparelli vio una gran mancha blanca que destacaba sobre el terreno anaranjado de Marte y la bautizó como Nix Olympica (“Nieve Olímpica”). Pero no era hielo lo que vio, sino nubes orográficas que suelen formarse sobre el monte. En 1971, las observaciones de la nave Mariner 9 confirmaron que Nix Olympica era un volcán, y desde entonces es conocida como Olympus Mons. Los científicos también se dieron cuenta en aquel momento de que era más grande que cualquier montaña terrestre cuando observaron que era el primer objeto en volver a ser visible tras las tormentas de polvo marcianas.
La base del monte Olimpo tiene un diámetro de 610 kilómetros y una superficie de 283.000 kilómetros cuadrados, comparable con la superficie de Ecuador. La caldera del volcán mide 85 kilómetros de largo por 60 de ancho y tiene una profundidad de hasta 2800 metros. La montaña se encuentra en una depresión de 2 kilómetros de profundidad y aun así sobresale a 21.287 metros sobre el nivel medio de la superficie marciana. Y los acantilados que la flanquean miden 6 kilómetros de alto, más o menos la altura del Aconcagua.
El volcán es tan ridículamente grande que una persona que estuviese en la superficie marciana no sería capaz de ver nunca su silueta, ni siquiera desde una distancia a la que la curvatura del planeta empezara a ocultarla: la confundiría con la línea del horizonte o lo vería como si estuviese contemplando una pared. Del mismo modo, si alguien se encontrase en la cima del volcán y mirase hacia abajo no podría ver nunca el final, ya que la pendiente llegaría hasta el horizonte.
Se cree que el monte Olimpo y los otros volcanes de Tharsis tienen un tamaño tan descomunal porque Marte no tiene tectónicas como la Tierra: el magma ascendente se quedó en la misma parte de la corteza del planeta y muy lentamente construyó un volcán muy grande. En 2004, la sonda Mars Express detectó que los flujos de lava de las pendientes del monte Olimpo parecían tener solo dos millones de años, una fecha muy reciente en términos geológicos. El descubrimiento sugiere que montaña aún podría tener una ligera actividad volcánica, pero las grandes erupciones del volcán cesaron mucho antes debido al enfriamiento del núcleo del planeta.
Aunque la NASA nos hizo soñar con visitar algún día Olympus Mons, el volcán se encuentra en una de las regiones con más polvo en suspensión de Marte, que podrían causar graves problemas de maniobrabilidad en los vehículos de exploración actuales. [NASA, Reddit, Wikipedia]