
Australia no solo produce criaturas mortíferas, hamburguesas con piña y canguros hipermusculados. El continente también es la cuna de las nueces de Macadamia. Lo es hasta el punto de que el origen del 70% de las que comemos hoy en día en postres y helados procede de un único árbol.
Nuestra historia gastronómica se remonta a 1896. Un viajero llamado Robert Jordan plantaba seis semillas de Macadamia en el patio trasero de su casa en Honolulu. Nacieron seis árboles que convirtieron a Hawái en el mayor productor de nueces de Macadamia del mundo.
La Macadamia es una familia de arbustos leñosos propia de Australia de la que solo dos variedades son comestibles. El resto, curiosamente son tóxicas. Hasta esa fecha nunca había salido del continente salvo por alguna semilla plantada en China. Lo curioso (y un poco inquietante) de esta historia es que todas las semillas provienen de un árbol (dos a lo sumo) en la pequeña localidad de Gympie, en Queensland.

El descubrimiento acaba de publicarse en Frontiers in Plant Science. Los autores del estudio son un grupo de biólogos que ha analizado muestras de ADN de cientos de muestras provenientes de Queensland y Hawái. El resultado es que todas las macadamias hawaianas (el 70% de la producci´n actual) procede de uno o dos árboles del siglo XIX.
La razón no es muy complicada de encontrar. La mayor parte de los árboles de Macadamia para el cultivo se reproduce mediante injertos, por lo que son genéticamente idénticos o muy similares entre sí.
Antes decíamos que el descubrimiento es inquietante. Lo es porque demuestra que las variedades de macadamia comestible adolecen de una falta de diversidad genética alarmante. La cosa llega hasta el punto de que los investigadores han solicitado a los productores que envíen más muestras con la esperanza de encontrar variedades no documentadas para mejorar la diversidad de la especie. O eso, o quieren ponerse como el tenazas a frutos secos. Todo sea por la ciencia. [Frontiers in Plant Science vía Atlas Obscura]