El de la foto de arriba es el crucero ruso Lyubov Orlova. Desapareció el pasado 23 de enero tras zarpar de Canadá en ruta hacia la República Dominicana, donde sería desguazado para chatarra. Iba vacío, arrastrado por un remolcador, pero el cable que los unía se rompió por el fuerte oleaje y el Orlova quedó melancólicamente abandonado a la deriva. Por increíble que parezca, se perdió sin dejar rastro. Un mes después, ha sido localizado a 2.400 kilómetros de la costa oeste de Irlanda. Pero sigue a la deriva y ahora, poco a poco, se dirige a Europa.
¿Es posible perder un crucero de semejante magnitud en medio del océano? Parece que sí. La tripulación del barco remolcador intentó recuperarlo tras la rotura del cable, pero el temporal lo hizo imposible.
Sus sistemas de navegación y localización estaban completamente desconectados, no había forma de localizarlo en remoto. Además, las autoridades canadienses se lavaron las manos, admitiendo que ya no se encontraba en su jurisdicción sino en aguas internacionales. Es decir, perdido por completo.
El pasado 1 de Febrero el barco Atlantic Hawk lo avistó, logró amarrarlo, pero lo soltó de nuevo a la deriva por orden de Canadá. Ahora al menos sabemos dónde está: a unos 2.400 kilómetros de Irlanda, y se acerca poco a poco a la costa europea. Quién se hará cargo de este buque fantasma sigue siendo un misterio. [Daily Memorandum via US National Geospatial-Intelligence Agency]