En el ejemplo de las fresas (aquí otra imagen inspirada en la anterior), el cerebro ve que la luz cian predominante y corrige el tono de la foto para compensar la ausencia de rojo. Algo que seguimos teniendo que corregir manualmente en las cámaras fotográficas, el famoso balance de blancos.

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Este diagrama explica cómo funciona la ilusión óptica de las fresas (creada por el doctor en psicología Akiyoshi Kitaoka) con otro ejemplo, un cartel que seguimos viendo rojo aunque sus píxeles se hayan pasado al gris:

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La constancia del color es la enésima prueba de que nuestro cerebro puede hacer cosas increíbles, en tanto que la distribución espectral de la luz que rebota en una superficie y llega hasta el ojo puede variar muchísimo según la fuente de luz. [Matt Lieberman vía Santiago Campillo]