
Cuando piensas en especies invasoras argentinas se te vienen a la mente la cotorra argentina y ese estereotipo de hombre con acento marcado que va por la vida dispuesto a conquistar a tu novia, guitarra en mano. Pero la especie que sin duda ha logrado invadir el mundo entero se llama Linepithema humile.
La hormiga argentina es un insecto nativo del noreste de Argentina, en zonas aledañas al rĂo ParanĂĄ, que ha logrado expandirse a todos los continentes del planeta, excepto la AntĂĄrtida. LlegĂł a lugares tan aislados y lejanos a su hĂĄbitat natural como HawĂĄi, JapĂłn, Nueva Zelanda y Noruega, y se ha convertido en una de las peores especies invasoras del mundo. Una autĂ©ntica plaga que por ahora solo va a peor.
Miden tres milĂmetros de largo y caben por agujeros de tan solo un milĂmetro. No tienen inconvenientes para reproducirse y empezar nuevas colonias: con una reina y unas cuantas obreras pueden pasar de ser 20 a ser 20.000. Parte de su Ă©xito estĂĄ relacionado con su principal defecto: no son capaces de construir grandes hormigueros por sĂ solas, asĂ que si su colonia se vuelve demasiado grande tienen que separarse o invadir el hormiguero de otras especies.
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Una vez que encuentran un hogar, son imparables. Compiten y luchan por el control de la zona y del alimento, son muy agresivas con las otras hormigas y pueden comer cualquier cosa, desde carne y azĂșcares hasta aceites vegetales, por lo que arrasan con las especies autĂłctonas y generan problemas en los cultivos, en la biodiversidad, en la polinizaciĂłn, en la producciĂłn de frutos y hasta en los sistemas de riego.
La conquista empezĂł hace mĂĄs de un siglo. En 1890 descubrimos que la hormiga argentina habĂa llegado a Portugal, Valencia y Cataluña a travĂ©s de sus puertos. En 1925 se habĂa empezado a expandir por Estados Unidos, el paĂs que tiene mĂĄs zonas afectadas en la actualidad. Hoy ha invadido mĂĄs de 6.000 kilĂłmetros de costa en Europa por el MediterrĂĄneo y el AtlĂĄntico. EstĂĄn por todas partes, literalmente:

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Pero hace algunos años los cientĂficos descubrieron algo que no cuadraba. Cuando dos poblaciones de estas hormigas se encuentran en un mismo hĂĄbitat, pelean entre ellas por el control del territorio. Sin embargo, si viajan a tierras mĂĄs lejanas, incluso cruzando los ocĂ©anos, se reconocen como hermanas y colaboran para formar colonias enormes conocidas como supercolonias. Hay una supercolonia que va desde el norte de Italia hasta el sur de España; otra que va desde la frontera de California y MĂ©xico hasta el Estado de Georgia, al este de Estados Unidos...
En 2010, por fin entendimos lo que estaba pasando. Un estudio del comportamiento y la quĂmica de la especie demostrĂł que existe un solapamiento quĂmico en las señales de las hormigas argentinas que forman parte de una misma supercolonia, aunque estĂ©n separadas por grandes distancias y miles de generaciones. Por eso, cuando se cruzan con poblaciones menores, se pelean o se ignoran, pero cuando se juntan con el resto de la supercolonia, colaboran como hermanas.
En otras palabras, estamos rodeados de hormigas argentinas que se ayudan entre ellas para construir un imperio. Forman la unidad cooperativa mĂĄs grande jamĂĄs descubierta, y el cambio climĂĄtico las favorece. Tienen el potencial de expandirse a zonas donde no han llegado en Ăfrica y Asia, y son capaces de alterar la biodiversidad a nivel global. [NCBI vĂa Meridianos]
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