Se forman en las capas altas de la atmósfera y solo son visibles durante algunos minutos del ocaso. Las nubes azul eléctrico o noctilucentes son tan raras que solo se conocen desde 1885. Hoy la NASA ha obtenido un hermoso vídeo de este fenómeno meteorológico gracias a una cámara instalada en un globo sonda.
Se las conoce como nubes azul eléctrico o noctilucentes, pero su nombre científico es nubes mesosféricas polares en alusión a sus dos características principales: solo se forman en la mesosfera y en las regiones cercanas a los polos. Las noctilucentes son difíciles de ver desde el suelo, y eso ha hecho que se estudien desde hace muy poco. De hecho ni siquiera sabemos con exactitud cómo se forman. La hipótesis más extendida es que se trata de diminutos cristales de hielo que se forman alrededor de partículas de meteorito en la mesosfera.
La Tierra atrae toneladas de polvo cósmico y meteoritos que se desintegran al entrar en nuestra atmósfera. De ese polvo y ese humo de meteorito se cree que provienen estas peculiares nubes y, desde luego, su aspecto es de otro planeta. Desde el suelo se ven como alargadas y delicadas hebras de nubes de un intenso color azul eléctrico que atraviesan el cielo ondeando. Aparte de su belleza, su estudio es importante porque se cree que el actual incremento en su formación está vinculado al calentamiento global.
Para comprender mejor cómo se forman las noctilucentes, un equipo de científicos ha lanzado un globo sonda desde Suecia. Durante cinco días, el globo ha recorrido las regiones polares a 80km de altura hasta aterrizar en Canadá. En ese tiempo los instrumentos de imagen y LIDAR del globo han captado nada menos que 6 millones de imágenes que ocupan 120TB de datos.
Aparte de imágenes tan hermosas como las de este vídeo, la Polar Mesosferic Clouds Turbo Mission ha servido para constatar algo aún más intrigante sobre estas nubes: responden a las ondas gravitacionales de la atmósfera. Las ondas gravitacionales se forman en la troposfera y las noctilucentes las reflejan como si se tratara de ondas en un estanque que solo son visibles desde 80km de altura.
El estudio de las nubes mesosféricas polares servirá para entender mejor cómo se realiza la transferencia de energía entre la troposfera y la mesosfera, y como estas turbulencias a gran altitud en nuestra atmósfera influyen en el clima o reflejan sus cambios. [NASA Goddard vía Science Alert]