Seguro que padres y cuidadores están acostumbrados a ver cómo el chupete de un bebé acaba en el suelo. Cuando esto ocurría con el de mi primer hijo, me apresuraba a limpiar el chupete sucio hirviéndolo en agua o lavándolo cuidadosamente en el fregadero. Pero cuando nació mi segundo hijo, ya estaba mucho más relajado y comencé a hacer algo que algunos padres podrían considerar un poco asqueroso: chupar el chupete de mi hijo que se había caído para limpiarlo. No era consciente en ese momento, pero como sugiere esta nueva investigación, en realidad podría haberle hecho un favor a su sistema inmune.
Las madres que limpian los chupetes chupándolos tienen bebés con una respuesta alérgica más baja, según una nueva investigación realizada por científicos del Hospital Henry Ford en Detroit. La autora principal del nuevo estudio, la alergóloga Eliane Abou-Jaoude, presentará los hallazgos de su equipo en la reunión anual del American College of Allergy, Asthma, and Immunology (ACAAI), que se realizará en Seattle esta semana.
“Entrevistamos a 128 madres de bebés varias veces durante un período de 18 meses y les preguntamos cómo limpiaban el chupete de sus hijos”, dijo Abou-Jaoude en un comunicado. Del 58 por ciento de las madres cuyos hijos usaban chupetes, el 41 por ciento dijo que los limpiaban mediante esterilización (por ejemplo, hervir el chupete en agua), el 72 por ciento dijo que los lavaba a mano, y el 12 por ciento de las madres dijo que limpiaban los chupetes de sus bebés chupándolos.
Los investigadores encontraron que los hijos de las madres que chupaban sus chupetes tienen niveles más bajos de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E o IgE. Este anticuerpo está relacionado con las respuestas alérgicas del cuerpo, dijo Abou-Jaoude. Con algunas excepciones, los niveles más altos de IgE indican un mayor riesgo de desarrollar alergias y asma.
La disminución de los niveles de IgE, y por tanto, su efecto protector contra las alergias, comenzaba pasados los 10 meses, y el efecto continuaba hasta los 18 meses. Hace falta investigar más para comprender por completo lo que sucede, pero Abou-Jaoude sospecha que las madres están transfiriendo microbios que ayudan a la salud de sus hijos. Los investigadores también quieren saber si esa menor producción de IgE que han observado en estos niños continúa durante los siguientes años.
Que chupar los chupetes para limpiarlos pueda ayudar a prevenir alergias, no es realmente una sorpresa. Una investigación publicada en 2016 ya mostró que los niños Amish son mucho menos susceptibles a las alergias, una consecuencia probable puesto que están expuestos a una amplia variedad de microbios. También descubrieron que los niños que se muerden las uñas y se chupan los pulgares desarrollan menos alergias. Estos hallazgos añaden más credibilidad a la “hipótesis de la higiene”, la idea de que las tasas crecientes de enfermedades autoinmunes y alérgicas observadas en todo el mundo están relacionadas con la obsesión (relativa) de la sociedad con la limpieza. Así que un poco de suciedad en realidad podría incluso ayudar a nuestros hijos.
“Sabemos que la exposición a ciertos microorganismos en las primeras etapas de la vida estimula el desarrollo del sistema inmunológico y puede proteger contra enfermedades alérgicas más adelante”, dijo Abou-Jaoude. “Chupar el chupete puede ser un ejemplo de una forma en que los padres pueden transferir microorganismos sanos a sus hijos pequeños”.
Es importante señalar que este nuevo estudio señala que existe una relación entre los padres que chupan el chupete del niño y los niños que tienen niveles más bajos de IgE, pero eso no prueba que chupar el chupete cause una IgE más baja. La correlación, como sabemos, no siempre implica causalidad. Otra cosa que hay que recordar es que esta investigación está basada en lo que dicen los padres. Según esta investigación, solo el 12 por ciento de las madres dijeron que usan esta técnica para limpiar los chupetes. La cifra real podría ser mayor que eso, si algunas madres no quisieran admitir que lo hacen. Aunque también podría ser menor. En cualquier caso, esto podría afectar a los resultados.
Y, por último, esta investigación no habla de los riesgos que puede tener chupar ciertos gérmenes. Recoger un chupete del suelo de un centro comercial o un aeropuerto, y luego limpiarlo con la boca, podría hacer que los padres o el niño contrajesen alguna enfermedades contagiosa. Aunque este nuevo estudio ofrece información nueva e importante sobre los factores que influyen en la respuesta alérgica de un niño, no debe considerarse como un respaldo científico a esa práctica.