Lo que dicen de la primavera en el refranero es válido también en el mundo animal. Cuando llega la estación de las flores, el colibrí de Costa emprende una incansable búsqueda de pareja para formar un nido. Durante la tarea del cortejo, el macho puede convertirse en un diminuto pulpo brillante.
O un alien púrpura (dependiendo de lo impresionada que esté la hembra).
El pequeño colibrí de Costa es una especie común en los desiertos áridos del suroeste de Estados Unidos y la península de Baja California. El macho se puede distinguir fácilmente de la hembra por las plumas de su cabeza, un capuchón que le rodea el pico y los ojos hasta el pescuezo. Cuando despliega esas plumas, su cara destella un brillante color púrpura.
Cuando llega el momento, el macho intenta impresionar a la hembra para anidar con ella antes de que sol del desierto caliente demasiado. Se coloca delante en un ángulo estratégico respecto a los rayos del sol y, sin romper el contacto visual, abre su máscara para ofrecer un espectáculo de color y brillo mientras revolotea enérgicamente. La evolución lo trajo hasta aquí.
Uno de los documentales de Nature para la PBS ofrece imágenes en primerísimo plano del increíble cortejo del colibrí de Costa. Quizá lo más llamativo del vídeo sea que, lejos de quedar impresionada, la hembra mira a su pretendiente con indiferencia y acaba yéndose a otra rama sin intención de volver. Seducir a alguien puede ser duro, también en el mundo animal.