En este sentido, muchos encontramos más cómodo buscar una receta de cocina y dejarla en la pantalla de la tableta para consultar a medida que la elaboramos. De poco sirve que Echo nos dicte la receta si al cabo de 10 minutos no recordamos el tercer ingrediente. ¿Sabrá el nuevo dispositivo contestarnos si le preguntamos por él, o nos responderá el "42" de turno? Eso no lo sabremos hasta que probemos su IA en profundidad.

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No es la primera vez que vemos una plataforma basada en la voz que no obtiene el arrollador éxito esperado. El nuevo Kinect es un buen ejemplo de ello. Pese a ello, no todo está perdido para Echo. Quizá su éxito no venga como gestor de contenidos por sí mismo, sino como el corazón de un hogar conectado que no acaba de llegar. Un cilindro negro que solo responde a preguntas genéricas y me deja comprar en Amazon no me resulta interesante. Ahora bien, un cilindro negro al que poder decirle "Apaga las luces del salón, que se me ha olvidado", "pon en marcha la cafetera a las 7:00" "pon a grabar el capítulo 9 de The Strain" o "pídeme una pizza donde siempre"... Eso lo firmo ya.

En ese sentido, Amazon ha dado un primer paso que ni Google, ni Apple ni Microsoft han sabido ver, y eso que sus asistentes de voz están mucho más avanzados. Ese paso es independizar el asistente del smartphone o tableta en el que vivía hasta ahora. Lo que haga ese asistente con su recién ganada independencia solo el tiempo lo dirá.

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