Curiosamente, los espécimenes encontrados no fueron descubiertos en Somalia, donde fue descubierta esta especie por primera vez —y de donde obtuvo su nombre— sino en la República de Yibuti, otro pequeño país vecino que se encuentra ubicado en el Cuerno de África.

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Los científicos prepararon más de 1200 trampas en 12 localizaciones diferentes, donde consiguieron atraer a estos pequeños mamíferos con una mezcla de mantequilla de cacahuete, gachas y levadura. En total consiguieron ver hasta 12 especímenes, a los que pudieron grabar y fotografiar.

Los análisis de ADN han mostrado que el sengi somalí está relacionado con otras especies de países tan lejanos como Marruecos o Sudáfrica, lo cual demuestra que han conseguido recorrer grandes distancias. Ahora, el objetivo de estos científicos es preparar una nueva expedición para rastrear mediante GPS a estos animales para aprender más cosas sobre su comportamiento.