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Su tamaño es enorme, aunque no tan gran como el que produjo hace unos meses la plataforma de hielo Larsen C. Al parecer, el área drenada por el glaciar abarca aproximadamente el 10% de la zona occidental, lo que lo convierte en un elemento geológico de importancia crítica en términos de su contribución al aumento del nivel del mar. Según ha contado a nuestros compañeros de Gizmodo en Estados Unidos el investigador Christopher A. Shuma:

El tamaño de los icebergs no son el tema principal. Es el retroceso general y progresivo del frente de hielo, unido a las pérdidas en 2013, 2015 y 2017, lo que significa un retroceso bastante rápido para cualquier glaciar muy grande, especialmente uno en este extremo sur en la Antártida.

Con la primera gran pérdida en 2001, aquello no fue una buena señal. Esta de ahora no es una pérdida tan grande como la de 2013, pero es un retroceso más allá de lo que era un frente de hielo bastante estable en el comienzo de este siglo.

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Shuman también confirmó que se están formando grietas en el centro del glaciar y que se están extendiendo hacia los bordes. Esto significa que las fisuras se están creando en el interior, probablemente como resultado del agua cálida del océano frotando contra la base del glaciar.

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Esto último podría explicar por qué el Glaciar Pine Island parece estar adelgazando desde mediados de los 90. Si continúa este ritmo actual de adelgazamiento, todo el tronco principal del mismo podría estar a flote en unos 100 años. Una noticia, otra más, devastadora para la zona helada de la Tierra. [Gizmodo]